Alemania volverá a autorizar a partir de enero de 2021 la expulsión de sirios considerados “peligrosos” en su país de origen, a pesar de las críticas de los partidos de izquierda y de las asociaciones de apoyo a los migrantes, anunció el viernes el Ministerio de Interior.

“Cualquier persona que cometa delitos graves o se guíe por intenciones terroristas con el fin de causar un daño grave a nuestro Estado y a nuestro pueblo debe abandonar nuestro país”, dijo en una conferencia de prensa Hans-Georg Engelke, secretario de Estado del Ministerio de Interior.

“La prohibición de las deportaciones (a Siria) expirará cuando termine este año”, agregó.

“Alemania no debe constituir un refugio para personas peligrosas o grandes criminales”, señaló, y precisó que unas 90 personas fichadas por activismo islamista podrían verse afectadas por esta decisión.

Sin embargo, en la práctica, las expulsiones a esos países en guerra podrían ser muy difíciles de ejecutar, pues Alemania no tiene relaciones diplomáticas con Siria. Además, el ministerio alemán de Relaciones Exteriores consideró que la situación en el país todavía es muy inestable.

Esta decisión, tomada a instancias de los dirigentes regionales conservadores, miembros de la familia política de la canciller Angela Merkel, rompe no obstante un tabú en el país, que desde 2015 abrió sus puertas a los solicitantes de asilo sirios que huyeron de la guerra y la miseria.

Con esta decisión, Alemania se distingue de sus vecinos europeos, algo de lo que “no hay que estar orgulloso”, criticó el socialdemócrata Boris Pistorius, ministro de Interior del estado regional de Baja Sajonia.

En total, en los últimos seis años Alemania acogió a unos 790.000 sirios, que hoy en día conforman la comunidad siria más numerosa de Europa.

En 2012 Alemania decretó una moratoria para las expulsiones a Siria, a raíz del sangriento conflicto que ha dejado más de 380.000 muertos en casi diez años y forzado a millones de personas a abandonar sus hogares.

El pasado noviembre, el ministro de Interior, Horst Seehofer (conservador), volvió a poner sobre la mesa la cuestión de las expulsiones, después de que un sirio, próximo al movimiento islamista, asesinara con un cuchillo a un turista en Dresde.

Para la ONG de ayuda a los migrantes Pro-Asyl, la decisión constituye “una vergüenza para el estado de derecho”, es “extremadamente irresponsable” y obedece a la voluntad de los dirigentes conservadores de captar a “electores populistas de derechas”.