Cuando se trata de dinero, la amistad termina. Después de una breve pausa para dormir, la lucha continúa en la UE por 1,8 billones de euros. Merkel parece un poco más segura.

Después de un breve descanso en su hotel, la canciller alemana Angela Merkel llegó al edificio de conferencias “Europa” en Bruselas. Se había negociado toda la noche. Al mediodía local, comenzaron las conversaciones preparatorias para la gran ronda de la cumbre al final de la tarde. Merkel sonaba algo más confiada en su breve declaración que en los tres primeros días de la cumbre: “Hay esperanza de que tal vez se pueda llegar a un acuerdo hoy o, al menos, un acuerdo es posible. Estaba claro que las negociaciones iban a ser increíblemente difíciles”.

Más tarde, el jefe del Consejo Europeo, Charles Michel, anunció que presentará una nueva propuesta sobre el plan de recuperación de la Unión Europea, sin dar detalles.

Los 27 jefes de Estado y de Gobierno están ante un hecho sin precedentes. Están reunidos en Bruselas por cuatro días consecutivos para adoptar un fondo de recuperación poscoronavirus y el presupuesto multianual de la Unión Europea (UE). La única cumbre que duró más tiempo fue la de Niza en diciembre de 2000, que duró cuatro días y una última noche larga de negociaciones.

En aquel entonces, también se trataba del presupuesto y las reformas de la UE, pero solo con 15 Estados miembros. El desafío hoy en día es mucho mayor, según los diplomáticos de la UE, que, al igual que sus jefes, sufren ahora de falta de sueño. “Pero las situaciones excepcionales también requieren esfuerzos extraordinarios”, dijo Merkel, quien también es presidenta del Consejo de la UE en esta segunda mitad de año. “Espero que el camino restante, que no será fácil, se pueda resolver”, agregó Merkel.

La mayor crisis económica de la UE tiene que ser amortiguada. Con un total de 1,8 billones de euros, el mayor paquete financiero jamás negociado está sobre la mesa. “Es mejor tomarse más tiempo que menos”, asegura un diplomático de la UE.

También la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, en una entrevista, había aconsejado a los negociadores de la cumbre que se tomaran más tiempo para hacerlo de manera adecuada y exhaustiva, en lugar de hacerlo rápidamente. Lagarde, como muchos otros observadores, asumió que la UE necesitaría, incluso, una segunda cumbre especial para poner en marcha el fondo de recuperación sin precedentes.

Dormir y continuar

Durante la madrugada del lunes, el presidente permanente de la cumbre, Charles Michel, había decidido en una sesión plenaria con los 27 jefes de Estado y de Gobierno que las negociaciones habían avanzado tanto que era posible una conclusión en este cuarto día de cumbre. Así, el acuerdo fue que todas las delegaciones se irían a dormir y se reunirían por la tarde para el próximo intento. Antes de eso, se había discutido los distintos escenarios del presupuesto durante toda la noche.

Se sabe poco sobre los detalles de las negociaciones. Solo pocos diplomáticos de la UE comparten alguna información confidencial. Los propios jefes de Estado y de Gobierno permanecieron en silencio al salir del edificio de la cumbre. Se dice que en algunos de los grupos de discusión subió bastante el tono y fue acalorado.

El presidente francés Emmanuel Macron habría amenazado con abandonar la cumbre. Se dice que golpeó la mesa con el puño para expresar su disgusto por los ahorradores vecinos del norte. “Se utilizaron expresiones no diplomáticas que no pueden ser citadas”, contó un diplomático del entorno de negociación.

En el cuarto día de la cumbre, Macron se mostró más conciliador después de dormir un poco. “Hay esperanza de un compromiso, pero sigo siendo muy cauteloso”, señaló el presidente galo. Además, advirtió que no se debían perder de vista las ambiciones de los principales objetivos de Europa: la política climática, la digitalización y la soberanía europea.

El fondo se reduce

El conflicto entre los cinco países llamados “frugales” (Austria, Países Bajos, Dinamarca, Suecia, Finlandia) y los países receptores sigue dominando el panorama. De cuatro países “ahorradores” se convirtieron en cinco, porque Finlandia se unió oficialmente a este grupo de interés.

“Esto naturalmente fortalece nuestra posición de negociación”, dijo el canciller austríaco, Sebastian Kurz, quien insiste en que debe, sobre todo, salvaguardar los intereses del contribuyente austriaco. El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, cuyo país se beneficiaría enormemente del proyectado fondo, acusó al primer ministro holandés, Mark Rutte, de jugar al héroe para conseguir votos en su país. A largo plazo, sin embargo, Europa sufriría severamente por la resistencia holandesa al volumen y el desarrollo del fondo de recuperación.

El presidente de la Comisión y del Consejo de la UE, Charles Michel, había propuesto financiar por primera vez un paquete de 750 mil millones de euros a través de un préstamo conjunto de la UE. 500 mil millones de estos debían ser distribuidos a los Estados miembros en forma de subvenciones para impulsar sus economías después de la pandemia. 250 mil millones de dólares deberían ser distribuidos como préstamos a los países necesitados.

Después de tres días de negociaciones, una propuesta de compromiso está ahora sobre la mesa bajo la presión de los cinco contribuyentes netos más pequeños, los llamados “frugales”.

El volumen del fondo de recuperación se reduciría a 700 mil millones de euros y los subsidios puros a 390 mil millones. España e Italia se opusieron fuertemente a esta reducción de las subvenciones. Estos saben que, Francia y Alemania, los dos mayores contribuyentes netos, están de su lado. Después de todo, la canciller Angela Merkel había sostenido que el fondo tenía que ser “masivo”, es decir, lo suficientemente grande como para realmente iniciar la reconstrucción y reestructuración de la economía europea después de la pandemia en los próximos tres años.

Lo más controvertido fue el criterio según el cual debería determinarse la “necesidad” de los países afectados por el coronavirus. Los Países Bajos y otros contribuyentes netos también exigen un control estricto de los gastos. Los proyectos en Italia, por ejemplo, que se financiarían con subsidios de la UE, se podrían detener si un solo Estado miembro dice que no.

Italia y otros países receptores rechazan estrictamente este derecho de veto. Del lado de Italia también se puso el primer ministro húngaro, Viktor Orban, acusando al primer ministro holandés de tener algo contra el pueblo húngaro. En cuanto al derecho de veto, los abogados de la UE están trabajando en una fórmula que ambas partes pueden aceptar.