El ejecutivo alemán alcanzó un acuerdo sobre qué camino deberán seguir los millones de propietarios de vehículos diésel viejos y demasiado contaminantes, informaron el martes los partidos de la coalición gubernamental.

Al término de una reunión nocturna en Berlín, los responsables socialdemócratas del SPD y los conservadores de la CDU y la CSU anunciaron un “principio” para promover “un aire limpio y la seguridad de la movilidad en nuestras ciudades”.

Se espera que el martes se den a conocer los detalles del acuerdo.

Políticos y constructores llevaban meses tratando de hallar un compromiso para organizar la costosa actualización de la flota de vehículos diésel, una tecnología inventada en Alemania.

La factura podría resultar cara para los constructores, que provocaron la crisis al trucar los automóviles diésel para que parecieran menos contaminantes en los controles de emisiones de gases nocivos.

“Fue la industria automovilística la que generó este problema y debe pagar”, reiteró el lunes la ministra alemana de Medio ambiente, Svenja Schulze (SPD).

Se espera que la coalición en el poder se inspire en tres pistas técnicas, o que las combine: reemplazo de las piezas de los vehículos, una prima para el cambio de los más viejos vehículos diésel o continuar la adaptación de los programas manipulados en materia de cálculo de emisiones contaminantes.

El gobierno está presionado, ya que varios tribunales alemanes amenazan con prohibir los vehículos diésel más nocivos en decenas de centros de las ciudades más contaminadas.

La sola perspectiva de estas prohibiciones, que ya entraron en vigor parcialmente en Hamburgo, aceleró la caída de las ventas de vehículos diésel. Su parte de mercado pasó de 48% en 2015 a 39% en 2017.

“Queremos evitar otras prohibiciones a la circulación”, declaró el ministro de Transporte, Andreas Scheuer, citado por la agencia alemana DPA.

Se trata de un asunto “espinoso” en Alemania, donde la industria automovilística representa cerca de 800.000 empleos, que ha opuesto a los ministros socialdemócratas y a los conservadores del frágil gobierno de coalición de Angela Merkel.