La figura de Ron DeSantis, el gobernador republicano de Florida, ha sobresalido con inusitada fuerza en el último tiempo en Estados Unidos. Quien fuera el "aprendiz" de Donald Trump, hoy en día está enfrentado al magnate en la carrera para convertirse en el candidato del partido para el sillón presidencial. Y pese a que fueron cercanos, recientemente se han atacado mutuamente incluso con burlas.

El ascenso en el Partido Republicano que ha tenido DeSantis, abogado de profesión y excombatiente en Irak que en 2018 ganó la gobernación de Florida, ha sido fulminante.

Fue el pasado 24 de mayo el día en que oficializó su candidatura en las primarias para las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos.

Y aunque Trump le dio su respaldo cuando se presentó como candidato a la Gobernación de Florida en 2018, el expresidente no ha cesado de atacarlo casi a diario a través de la red social Truth.

En conversación con BioBioChile, Juan Ignacio Brito, académico de la Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes e investigador SIGNOS de la misma casa de estudios, señala que en términos ideológicos, DeSantis y Trump son bastante parecidos.

“DeSantis tiene una postura conservadora en términos políticos y también en términos valóricos. Se ha hecho conocido a nivel nacional a raíz de su de sus críticas a la teoría crítica de la raza y su inclusión en los currículos escolares”, menciona.

“En ese aspecto yo diría que no es una persona demasiado distinta a Trump. Lo que sí, hay una diferencia de carácter. De partida, es una persona mucho más joven que Trump, tiene 44 años. Pero además es diferente no sólo en términos de edad sino que también en términos de su posicionamiento. No tiene este historial terrible con las mujeres que tiene Trump, por ejemplo”, ahonda.

A juicio de Brito, en términos de fondo no hay una diferencia muy grande entre ambos. “Ahora, en cuanto a su figura e imagen pública, hay una diferencia sideral. Y ahí está la gran la gran discusión creo yo”, expresa.

“Yo diría que, por lo demás, en buena parte de los candidatos o precandidatos, ya no solo DeSantis sino que también Nikki Haley, Mike Pence, Tim Scott y eventualmente Mike Pompeo, en términos ideológicos no son demasiado distintos a Trump. Lo que ocurre es que a Trump se lo come un poco el personaje”, menciona.

En ese sentido, precisa Brito, la gente tiende a no pensar mucho en qué es lo que Trump piensa o qué es lo que propone, “porque el personaje es tan fuerte, polémico y divisivo, y que por lo demás le gusta estar en esa órbita, que se hace difícil concentrarse en el fondo de Trump”.

De aprendiz a rival

DeSantis está decidido a arrebatarle el sillón presidencial a Trump, quien naturalmente es de los nombres más fuertes en esta carrera hacia la Casa Blanca.

“Cuando no era competidor de Trump, DeSantis podía ser su aliado. No había nada que impidiera esa alianza, la que por cierto era mutuamente conveniente, digamos. Cuando Trump era presidente le convenía estar bien con el gobernador de un estado clave y viceversa. Al gobernador de un estado clave le conviene estar bien con un presidente que ganó en su estado.

Es así como, al menos en ese ámbito, DeSantis y Trump mantenían una relación de mutua conveniencia, lo que los llevaba a tener intereses comunes. No obstante, todo cambió cuando DeSantis comenzó a tener ambiciones propias.

“En la medida que empiezan a ser adversarios tienen que diferenciarse uno del otro y a Trump por supuesto que no le gusta esto. Trump tiene esa personalidad divisiva. No hay mucha diferencia entre un adversario y un enemigo para Trump. Y DeSantis por supuesto que tampoco se puede quedar callado porque sino se ve como un discípulo del original”, detalla Brito.

Expectativas en torno a DeSantis

Un punto importante a considerar que es DeSantis no es un personaje “nacional” como lo es Trump. Al menos no por ahora, matiza Brito.

“Es un personaje que ha cobrado cierta relevancia por algunas polémicas. Ha tenido algunas cosas que lo hacen salir de la noticia más allá de Florida pero así y todo no es un personaje a nivel nacional como Trump, quien por supuesto tiene la ventaja de haber sido presidente”, puntualiza el académico.

A su vez, el experto apunta a otro detalle clave en estas primarias presidenciales: la división del voto contrario a Trump.

“Yo creo que Trump debe estar muy feliz de que más y más contendientes entren a la batalla porque él tiene un núcleo de seguidores dentro del Partido Republicano que es muy leal a él. Esta va a ser una votación que se va a definir por Trump, o sea, van a ser los trumpistas por un lado y los anti trumpistas por el otro”, dice.

“Naturalmente a Trump, que concita un apoyo importante en el partido, le conviene que el bando contrario a él se divida, considerando que muchos estados de las primarias norteamericanas, no en todos, tienen un sistema en el que el ganador se lleva todos los delegados de ese estado”, añade.

“De esta manera, puede ocurrir que tú ganas en un estado por un voto pero te llevas todos los delegados. Y eso significa entonces que acumulas más delegados para la convención y finalmente puedes obtener la candidatura. En la medida que ese voto contrario a Trump se divida en pequeñas votaciones, a Trump le conviene porque su voto es muy duro y muy leal”, puntualiza.

En ese sentido, lo que necesita DeSantis, o cualquier otro de los postulantes que compita contra Trump, es que se caigan luego los candidatos que no tienen opciones de manera que se vaya concentrando el voto antitrump detrás de alguno de ellos. Si eso no ocurre, y si ese voto se mantiene muy fragmentado, es muy probable que Trump sea el candidato.

“Luego hay otras consideraciones”, advierte Brito. Una de ellas tiene que ver con la cantidad de fondos que logren recaudar. Las campañas de Estados Unidos son muy caras y por lo tanto un indicador de las posibilidades de un candidato es cuánto “confían los donantes en su apuesta”.

“Cuánto dinero logre recaudar DeSantis va a ser un indicador también de su credibilidad como candidato, de cuánta confianza le tienen y si efectivamente puede llegar a ser un candidato competitivo”, plantea Brito.

“Pero todavía falta mucho, esto parte en enero y por lo tanto hay mucho tiempo para recaudar, para recorrer el país, para hacerse más conocido y esas cosas. Y naturalmente además va a depender de la movilización de los candidatos. Son primarias donde votan por supuesto los afines al Partido Republicano pero son abiertas en ese sentido. En Estados Unidos, depende como siempre de cuánta motivación tenga la gente para ir a votar y parece ser que la motivación de los trumpistas es muy alta”, esgrime el especialista.

“Los trumpistas son muy leales a él, a pesar de todo. Si lo condenan por algún delito, ellos dicen que es una conspiración. Creen que todo es una conspiración contra Trump. Son muy leales y el que quiera ganarle va a tener que despertar una lealtad similar o parecida para poder competirle en una carrera que es larga, con varios meses. Son cinco meses de primarias”, concluye Brito.