El presidente estadounidense, Joe Biden, considera que un retiro de todas las tropas de Estados Unidos de Afganistán para el 1 de mayo, como está previsto en un acuerdo con los talibanes, es posible pero “difícil”.

Estados Unidos debe completar el retiro de todas sus tropas en virtud de un acuerdo histórico alcanzado en febrero de 2020 y por el que los talibanes también aceptaron emprender conversaciones de paz con el gobierno del presidente afgano, Abdul Ghani.

“Puede pasar, pero es difícil”, dijo Biden en una entrevista difundida este miércoles por la cadena ABC. “Estoy en el proceso de tomar esa decisión ahora” sobre la salida de las tropas, señaló.

Los talibanes no tardaron en reaccionar a los comentarios de Biden, y un portavoz dijo a la AFP que habría “consecuencias” si Estados Unidos no se atenía al calendario acordado, lo que aumentó la presión sobre el frágil proceso de paz.

“El hecho es que no fue un acuerdo negociado de manera muy sólida por el expresidente”, lamentó Biden, con una pulla a su predecesor, Donald Trump.

El mandatario también afirmó que la ausencia de una “transición ordenada” entre el gobierno de Trump y el suyo de noviembre a enero le había privado de acceso a información sobre el contenido del acuerdo de Washington con los talibanes.

¿Compartir el poder?

Bajo el acuerdo alcanzado en febrero de 2020, los talibanes también prometieron no permitir que Afganistán fuera utilizado por “terroristas”, el objetivo original de la invasión estadounidense tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Pero las supuestas conversaciones de paz celebradas en Catar desde septiembre han avanzado poco.

Washington quiere impulsar el proceso y conseguir que los talibanes y el gobierno afgano acepten alguna forma de reparto de poder.

Los principales centros urbanos de Afganistán están sufriendo una campaña terrorista cada vez más intensa en forma de atentados mortales contra políticos, funcionarios, académicos, activistas de derechos y periodistas.

Los talibanes niegan toda responsabilidad, pero el gobierno dice que ellos son los culpables.

Rusia acogió el jueves una conferencia que atrajo a delegaciones de alto nivel de los talibanes y del gobierno afgano, así como de Estados Unidos, Pakistán y China.

En las conversaciones, los insurgentes están encabezados por el cofundador y líder adjunto de los talibanes, el mulá Abdul Ghani Baradar, mientras que la parte gubernamental afgana está encabezada por el exjefe del ejecutivo Abdulá Abdulá.

Pakistán, que ejerce la mayor influencia exterior sobre los talibanes, está representado por el veterano diplomático Mohammed Sadiq, mientras que Estados Unidos ha mandado a Zalmy Khalizaid, enviado afgano desde hace tiempo.

Los analistas sugieren que se podría llegar a un compromiso que deje en buen lugar a Estados Unidos, en el que Washington diría que ha cumplido con sus obligaciones y dejaría a algunos expertos estadounidenses vinculados a las fuerzas afganas en funciones de asesoramiento.

Una salida completa de las tropas estadounidenses -dada la vital cobertura aérea que proporcionan a las fuerzas terrestres afganas- aflojaría aún más el tenue control de Kabul sobre el terreno.

Trump, que calificó el conflicto como la “guerra interminable” de Estados Unidos, redujo el número de tropas durante sus últimos días en el cargo a 2.500, su cifra más baja desde el inicio de las operaciones hace 20 años.

Afganistán sufre la insurgencia de los talibanes desde hace dos décadas, cuando los militantes islamistas fueron expulsados por una invasión liderada por Estados Unidos en 2001 por albergar a la red terrorista Al Qaida.