Con postes de cercas y palos envueltos en alambre de púas, soldados de las dos potencias nucleares se enfrentaron cuerpo a cuerpo en los acantilados del Himalaya. La batalla campal en una de las zonas más inflamables del mundo dejó esta semana 20 soldados indios muertos. Es el encuentro más violento en décadas entre los ejércitos chino e indio, pero no el único.

“En esta zona tan conflictiva del mundo es más común que haya refriegas a que no las haya. Ni China ni India reconocen una frontera que no está claramente demarcada y, por lo tanto, ambas naciones reclaman diferentes porciones del territorio” explica a Radio Francia Internacional en español, Ana Ballesteros, investigadora del CIDOB.

“Aunque no salgan en los medios, a lo largo de la frontera son constantes lo que ellos llaman escaramuzas. Lo excepcional de lo ocurrido recientemente es que hubo bajas militares”, agrega.

Hasta el momento, Pekín no ha informado sobre bajas en sus filas durante los enfrentamientos del lunes. Pero Delhi reportó la muerte de 20 de sus soldados. Algunos perecieron tras caer al rio en el Valle de Galway, otros en medio de la golpiza que les propinaron sus pares chinos.

Las fuerzas de ambas potencias tienen prohibido llevar armas de fuego a esta zona inflamable del mundo, reflejo de la profunda mala sangre que recorre las filas de las fuerzas militares en ambos lados del territorio en disputa.

Sin embargo, tras los enfrentamientos mortales del lunes en la noche, los dos gobiernos se apresuraran por bajar la intensidad a lo que podría resultar para ambos una peligrosa y muy riesgosa escalada.

Una pelea de linderos que nunca termina

Los hechos se remontan a seis décadas atrás cuando India y China fueron a la guerra por una disputa fronteriza que terminó con una tregua en 1962. Pero aunque la guerra por linderos en el Himalaya llegó a su fin, la tregua no demarcó una frontera oficial a lo largo de estas cumbres que dividen a las dos naciones. Solo se estableció una Línea de Control Actual que se extiende a lo largo de 3 mil 300 kilómetros.

Desde entonces, las dos naciones viven una suerte de paz incómoda. Y las confrontaciones entre el ejército popular de China y el de India, así como las incursiones aéreas en esta región de difusa frontera no dejan de ocurrir.

“La más grave fue en 1967 en la que hubo centenares de fallecidos entre los soldados de ambos ejércitos y la última mortal ocurrió en 1975”, señala la experta en Asia.

Ballesteros explica, también, que el problema fronterizo entre las dos naciones se debe a que, “si bien India, tras su independencia en 1947, aceptó las fronteras que delinearon los colonizadores británicos, China no las acepta y, por eso, todavía ninguno de los dos países está de acuerdo con cuál territorio o zona le corresponde al uno y al otro”.

Entre la Pandemia y la Ruta de la seda

En los últimos meses, las tensiones entre ambos países se han traducido en peleas entre soldados que patrullan desarmados los altos del Himalaya.

Y el enfrentamiento del lunes pasado ocurre en un mal momento: en plena pandemia del coronavirus que ha golpeado duramente a las dos naciones y en medio de otras situaciones que exacerban los ánimos.

“La tensión entre ambos países ha ido en aumento de una manera exponencial y la razones no tienen que ver específicamente con el coronavirus”
afirma la especialista. Las motivaciones de esta enemistad, precisa, tienen que ver más con el ascenso de ambos países como potencias mundiales.

“China ya lo es e intenta frenar las aspiraciones hegemónicas de India, no sólo en Asia meridional sino en el resto del continente”.

Otros motivos refuerzan la animadversión mutua. Y entre ellos, la nueva “ruta de la seda” de China, proyecto en el que India ha rechazado participar.

La relación cercana de China con Pakistán y la construcción de un corredor económico con este país pone muy a la defensiva a India.
“De ahí pueden venir los roses respecto a quien controla qué, quién tiene derecho a construir una carretera o un paso entre los dos países” indica Ballesteros.

Y agrega que este corredor económico pasa por una zona que hace parte de la Cachemira ubicada en territorio pakistaní, pero que India reclama como suya.

Ni a Pekín ni a Delhi les convendría una guerra

Aunque existen motivos de peso que contribuyen a que la relación sea tensa y a que primen los desacuerdos fronterizos, los gobiernos de China e India han hecho todo por calmar los ánimos tras el último enfrentamiento mortal de sus soldados en el Himalaya.

Y es que a ninguno de los dos países, los más poblados del planeta y ambos potencias nucleares, le conviene aventurarse en una guerra. Ambos tienen mucho que perder.

A China no le interesa llamar la atención en un momento en el que todos los reflectores, muy impulsados por Washington, están enfocándola. “Estados Unidos se va a posicionar del lado de India. De hecho, Mike Pompeo ya ha dicho que condena este tipo de intervenciones de China en territorio indio” dice la experta. Por su parte “India perdería aún más al enfrascarse en una guerra con la vecina China, pues esta última cuenta con un ejército muy superior al indio.

De hecho, la batalla campal del lunes tuvo lugar en momentos en que ambos gobiernos intentan retirar sus tropas de la zona en disputa. “Había un cierto deshielo entre las dos naciones en los últimos años. No hay que olvidar que China es el segundo socio comercial de India. Y, en ese sentido, a ninguno de los dos les conviene este tipo de escalada”.

Pero que Pekín y Delhi no vayan a la guerra no quiere decir que el conflicto fronterizo termine. “De hecho, han habido 20 rondas de diálogo para intentar acordar los límites de esta frontera y todos han fracasado” recuerda Ana Ballesteros.