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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

La Unión Europea decidió postergar la firma del acuerdo económico con el Mercosur para enero luego de intensas protestas de agricultores en Bruselas. Brasil presionó, pero Francia e Italia se opusieron. Aunque Brasil advirtió que sin firma no habría acuerdo, la UE informó a los países del Mercosur de la postergación. Italia está dispuesta a firmar si se resuelven las preocupaciones agrícolas.

La Unión Europea determinó posponer la firma del acuerdo económico con el Mercosur para el mes de enero. La determinación se tomó en medio de una jornada de protesta de agricultores en Bruselas, marcada por los incidentes.

Los países del bloque descartaron votar este viernes el acuerdo, pese a las presiones impuestas por Brasil, líder del grupo económico sudamericano. Francia e Italia emergieron como los principales detractores.

El hecho de posponer la firma sería aceptable para los países del Mercosur, indicaron las fuentes, pese a que Brasil, que ostenta la presidencia rotativa del bloque latinoamericano, había advertido de que “no habrá más acuerdo” si no se firmaba este fin de semana.

Acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur

Una fuente europea dijo que los países del Mercosur habían sido “informados” de la decisión de no celebrar la votación mañana viernes, como inicialmente estaba previsto. El voto en el seno del Consejo de la Unión Europea y la posterior firma tendrían lugar a “principios de enero”.

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, había dicho este jueves al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que está “dispuesta” a firmar el acuerdo “tan pronto como se den las respuestas necesarias a los agricultores”.

Además pidió al mandatario brasileño “unos días” para resolver si apoyará el pacto ante “problemas políticos con los agricultores” de su país.

La precondición para el viaje de los presidentes del Consejo Europeo y de la Comisión Europea a Brasil para la firma este sábado era que los gobiernos dieran su visto bueno por mayoría cualificada (un 55 % de países que representen a un 65 % de la población europea), casi imposible dado el rechazo frontal de Francia y las dudas de última hora de Italia.