El candidato de ultraderecha Jair Bolsonaro permanece este viernes en un hospital de Minas Gerais, al día siguiente de haber recibido una puñalada que pudo costarle la vida pero que podría acercarlo a la presidencia de Brasil.

“Un mensaje para esos bandidos (…): acaban de elegir al nuevo presidente y será en la primera vuelta”, declaró uno de sus hijos, Flávio Bolsonaro, tras visitar poco después de medianoche a su padre en la Santa Casa de Misericordia de Juiz de Fora.

Bolsonaro, líder en las encuestas para la primera vuelta del 7 de octubre, fue ingresado el jueves con un cuadro vital comprometido: hemorragia interna, tres perforaciones en el intestino delgado, una lesión grave en el intestino grueso y otra en una vena del abdomen.

Tras ser intervenido, su estado era “estable por el momento”, indicó el último parte médico.

Bolsonaro fue trasladado este viernes desde Juiz de Fora a Sao Paulo, informó una portavoz del hospital de esa localidad de Minas Gerais (sudeste).

“El paciente Jair Messias Bolsonaro salió hace poco de la Santa Casa de Juiz de Fora. Va al hospital Albert Einstein”, de Sao Paulo, para proseguir su tratamiento, precisó la portavoz hacia las 08:30 de la mañana.

“El traslado se llevó a cabo sin ningún riesgo para la vida del diputado”, dijo por su lado a la prensa la doctora Eunice Dantas.

El excapitán del Ejército y diputado, de 63 años, fue atacado cuando sus seguidores lo llevaban en andas durante una caminata de campaña.

El presunto autor, detenido rápidamente, fue identificado como Adélio Bispo de Oliveira, un exmilitante del partido de izquierda PSOL, que explicó a la policía haber actuado en cumplimiento de “una misión divina, una misión de Dios”.

En un impresionante video filmado y difundido por un senador aliado inmediatamente después de la operación, Bolsonaro cuenta la manera en que vivió el atentado, agradece a Dios y a sus médicos y lamenta no poder asistir al desfile militar que este viernes se llevará a cabo en Río de Janeiro por el Día de la Independencia.

“Pero estaremos con el corazón y la mente, teniendo siempre a Brasil encima de todos y a Dios encima de todos”, afirma, usando la consigna de su campaña electoral.

“Dios me preparaba para un momento así porque uno corres riesgos, de vez en cuando la gente duda ¿Será que el ser humano es tan malo? Nunca le hice mal a nadie”, dice en el registro Bolsonaro, que alguna vez se burló de las mujeres que fueron violadas durante la dictadura militar de Brasil (1964-1985).

El video se hizo viral velozmente y galvanizó a sus partidarios en las redes sociales. El hashtag #ForçaBolsonaro seguía la mañana del viernes al frente de los trending topics de Twitter.

Un puñado de simpatizantes de Bolsonaro permaneció frente al hospital hasta altas horas de la noche. Uno de ellos, Caio Bellote, de 28 años, duda de que se trate del ataque de un hombre aislado: “Creemos que fue una acción partidaria, premeditada, de militantes políticos”, afirmó.

Dios, armas y mercados

Bolsonaro se lanzó a la campaña de las elecciones más polarizadas e inciertas de la historia reciente de Brasil como candidato del pequeño Partido Social Liberal (PSL).

Su retórica de mano dura contra la criminalidad y de liberalización del porte de armas reforzó su núcleo de incondicionales en un país con más de 60.000 asesinatos por año.

Y sus críticas contra la corrupción le convirtieron en campeón de la exasperación de millones de brasileños pasmados por la amplitud de la corrupción revelada por la Operación Lava Jato, que afectó a todos los partidos que dominaron la vida política desde el fin del régimen militar (1964-85).

Bolsonaro, tradicionalmente identificado con posiciones nacionalistas, se recicló además en los últimos meses en el ultraliberalismo, bajo la asesoría del economista Paulo Guedes, un “Chicago Boy”.

Su figura y la del expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva polarizaban la campaña. Pero Lula, actualmente encarcelado por corrupción, fue excluido el 31 de agosto de la contienda por la justicia electoral.

Hasta ese momento, Bolsonaro estaba segundo en los sondeos, pero con la mitad de la intención de votos del exlíder sindical.

Ahora quedó primero, con 22%, 10 puntos más que sus más inmediatos seguidores, el centro-izquierdista Ciro Gomes y la ecologista Marina Silva, que lo derrotarían sin embargo en una segunda vuelta, según una encuesta Ibope divulgada el miércoles.

Pero este atentado puede redistribuir las cartas.

Bolsonaro tendrá por ejemplo una presencia mediática que compensará ampliamente, al menos por unos días, los pocos segundos de propaganda televisiva gratuita que le confiere el actual sistema de atribución.

Sus adversarios ya retiraron los anuncios que lo atacaban directamente por sus tradicionales declaraciones racistas, misóginas u homófobas.

En el video grabado en el hospital, Bolsonaro dijo que sabía que podría ser víctima de un ataque, pero se muestra sorprendido: “Nunca le hice mal a nadie”, declara.

“Este incidente aumenta las posibilidades electorales de Bolsonaro. Estaba perdiendo votos, de repente se convierte en una víctima casi tan grande como Lula”, dijo a la agencia financiera Bloomberg el analista Richard Back, de XP Investments.

Pero la irrupción de la violencia también podría perjudicar a un líder identificado con la polarización del país.

“Hay que considerar la posibilidad de que el episodio radicalice aún más la disputa, lo que asustaría a los electores indecisos y los llevaría a buscar candidatos moderados”, dijo a la AFP el analista Thiago Vidal, de la consultora Prospectiva.