9 de mayo. Eran cerca de las 10 de la mañana cuando Rodrigo Sepúlveda (48) estaba en su estudio de noticias de Alerta en Mega y la producción mostró saludos del Día de la Madre. Una escena que prontamente llamó la atención. El periodista, sin importar las cámaras, comenzó a soltar lágrimas.

“Wow, me emocionaron. Se pasaron, bacán”, dijo. “Este es el equipo que hace Alerta, que hace el noticiero siempre, de lunes a domingo, que se saca la mugre por llevar la mejor información”, agregó luego con una voz emocionada.

Una emoción que, el mismo reconoce, es recurrente en su vida. Viene de su madre, cuenta. “Ella siempre ha sido muy emocional, de sentimientos, de llanto rápido, pero con cosas que emocionan”, dice a BioBioChile. De ahí, confirma, viene todo.

El Sepu: la gran pasión

Fuera de la pantalla, dice que es igual. Rodrigo Sepúlveda no es muy distinto a El Sepu. Lo único que cambia es que es bien “casero”, de familia. Su “pilar”, comenta, son sus hijas Renata y Javiera; y su esposa Paula, también periodista. Sus hobbies: las artes marciales y la batería.

“No podría hacer todo lo que hago ni hacer todo lo que hice sin tener la familia que tengo. Hay un apoyo constante, un cariño, nunca una mala cara. Desde que mis hijas son chicas (…) ellas se tiraban a mis pies para que no me fuera -de viaje por trabajo-. Para mí eso era, como soy, para ponerme a llorar en el taxi al aeropuerto”, agrega luego.

Empezó a trabajar joven, recuerda. A los 18 o 19 años -no tiene claro-, ya partió en los medios, mientras estudiaba periodismo. “Primero no me pagaban ni un peso. Mi primer sueldo fueron 10 mil pesos y después subió a 36 mil”, rememora entre risas. Su trayectoria incluye radios, medios escritos y televisivos.

Su carrera comenzó a abrirse camino con el periodismo deportivo, como comentarista en las secciones del área. “Es mi vida. Lo disfruto y, a propósito de la emocionalidad, ese partido con Honduras en el Mundial de Sudáfrica… o cuando Chile le gana a España, a mí se me caen las lágrimas. En el Maracaná, también se me caen las lágrimas”, confiesa.

Un largo camino que recorrió y que hoy lo tiene en la conducción del noticiero de Mega, después de que, sin buscarlo, le llegara la oferta. “Pensé que me iba a morir siendo comentarista deportivo”, advierte.

La oferta

En la pantalla queda claro. Comenta que es “una persona de muchos sentimientos, sensibilidad. Tengo opinión para las cosas (…) Mi vida en general es como un carrusel de emociones”. Por eso dice que al sentarse en el estudio de televisión “soy el mismo, no es que cambie”. “Si tú me traes una cámara, en mi casa puedo hacer el programa igual como lo hago en el estudio”, asegura.

Cuando desde la señal de Bethia le ofrecieron quedarse con la conducción del noticiero, lo único que le dijeron era “sé tú, Sepu”. Y no bastaba más. Antes, en el ajetreo del día a día, llegó a tener entre seis y siete trabajos.

“Lo conversé con mi señora, porque trabajar los fines de semana significa una reformulación familiar. Mi señora y mis hijas, muy generosas conmigo, me dicen ‘hazlo’. Lo único que le pregunté a mi jefe fue ‘cómo quieres que sea, qué tipo de noticiero quieres que haga’, y él me dice ‘sé tú, Sepu’. Cuando él me dice eso, es como una bendición“, asevera.

Con su personalidad tan emocional, espontánea, pensó que sería “difícil hacer un noticiero”. No obstante, la oferta incluía “la libertad de hacer todo”. Todavía, no obstante, no sabe por qué le ofrecieron la conducción.

Empezó a opinar sin que nadie se lo pidiera. Argumenta que “no me puedo callar si hay un femicidio. No me puedo callar si hay un niño muerto, un asesinato. Porque como ser humano soy así”. Tampoco cuando “hay alguien que promete los bonos y no llegan. No me puedo callar si hay gente que está pasando hambre (…) No me puedo callar con eso”.

La razón, para él, es la clave: “No puedo hacer un noticiero entre cuatro paredes sin saber lo que está pasando”. “Cuando me peleo con un ministro, con una ministra, es porque siento que están cagando fuera del tiesto (sic). O sea, cuando la ministra de Transporte me decía ‘hoy la distancia física no es relevante en el metro’, ¿cómo va a decir eso? Si hoy los médicos lo único que te piden es que haya distancia física (…) Yo no me puedo quedar callado”, puntualiza.

Su presente, dice ahora, lo ve “muy inesperado”. Nunca imaginó hacer noticias ni lo buscó. Pensó, dice, que moriría como comentarista deportivo y, admite, sabe que así será “porque siempre lo estoy haciendo”.

A las ligas mayores

Son pocos los rostros nacionales que el imitador Stefan Kramer se ha atrevido a interpretar. Uno de ellos fue, en marzo pasado, El Sepu. “Te lo cedo”, “okay” y “ustedes me entienden” son algunas de las frases que quedaron en el colectivo tras más de un video que se hizo viral.

Sepúlveda cuenta que estaba revisando Instagram en su casa cuando le llegó una notificación. El comediante lo había etiquetado en una publicación. Cuando vio la escenografía del noticiero de Mega, pausó la imagen. Llamó a Paula, su esposa, y le pidió que revisara las imágenes. Después, cuando ella no podía parar de reír, las miró.

“Fue un honor para mí. Eso sí que, en mi vida, nunca hubiera pensado que un gallo tan importante a quien yo admiro, uno de los mejores del mundo… eso para mí fue un regalo. No me lo pude imaginar. Imagínate que hasta sacaron poleras con ‘te lo cedo"”, dice.

Su sensación, recuerda, fue un constante “qué fuerte, qué honor, qué privilegio”. “Fue un trabajo súper profesional”, critica. Y es que para él, en el registro, “soy yo, son mis gestos, mis frases”.

“Le mandé un audio agradeciéndole. Y él me respondió, para que veas lo humilde que es, agradeciéndome a mí porque, me dijo, ‘tú me volviste a reencantar con la imitación. Estaba en un momento donde no tenía fuerza, tú me volviste a reencantar, yo soy el agradecido’. Fue potente lo que me dijo. Es un tipo súper crack”, recuerda.

El único problema que le quedó, se lamenta entre bromas, “es que cuando estoy hablando en vivo me acuerdo de Kramer”.

“Un día estaba hablando algo súper serio y mi mente me traicionó. ‘Estoy hablando igual que Kramer’, pensé, pero no podía parar ahí porque era algo serio, pero cachaba que estaba hablando igual que Kramer, con el ‘ustedes me entienden’, el ‘okay"”, cierra.