Han pasado décadas y la periodista Carolina Escobar (45) siempre recuerda a El Toño, su padre. Tenía 13 años cuando murió repentinamente en un accidente practicando el deporte extremo ala delta. No estaba lista y menos a esa edad. Un episodio duro, triste. “No hay ningún niño que esté preparado para enterrar a un papá. Somos los papás los que deberían morir antes de nuestros hijos”, dice.

El dolor lo vivió con su familia: sus abuelos, su madre, sus hermanos. Estuvo acompañada de mujeres fuertes, como les llama. Con el tiempo sólo quedó la resignación y su compañía eterna. Todavía siente a El Toño, advierte. Incluso, reaparece con pequeñas señales en su vida.

El tiempo, más allá de sanar el dolor, la llevó también a cumplir su sueño. No era llegar a la televisión ni a animar un programa, como lo hizo en el extranjero y lo hace ahora en Televisión Nacional de Chile (TVN) y 24Horas con el Buenos Días a Todos y el ¿Cuál es tu Huella?. Era, en realidad, formar una familia. “Tengo tres hijos, mi marido que es mi gran apoyo y el resto viene de agregado”, afirma.

“Faltaron horas. Miles de horas”

Era 5 de enero cuando José Antonio Escobar murió. Tenía 40 años y, antes, se había separado de su esposa, madre de la periodista. Carolina lo recuerda y dice que “fue triste”, “fue duro”. Han pasado más de 30 años y todavía le llora al recordar la historia.

“Fue complejo aceptarlo. Me pregunté -sin encontrar respuesta- por qué había tenido que ser mi papá y no otro señor. Fue muy duro, sobre todo, para mis hermanos”, agrega. Ella es la mayor de cinco.

“Pero sabes qué”, añade luego, “no te queda otra que aceptarlo con los años”.

¿Qué recuerdas?

“Mi papá, a pesar de que estuvo pocos años con nosotros, sobre todo con los más chicos, nos dejó una experiencia súper rica, un amor por él. Como en Coco -la película de Disney y Pixar-, mientras no lo olvides, va a estar siempre ahí. Y yo te diría que siempre ha estado ahí con nosotros”.

¿Cómo lo notas?

“En algún minuto decíamos con mi hermana ‘oye, sabes qué, voy a hacer este fin de semana algún deporte… pásame al papá a mí para llegar bien’. Echamos la talla en ese sentido (…) Es parte hoy de quien soy y soy muy orgullosa de ser la hija de El Toño”.

Sigue presente…

“En la familia completa. No hay un cumpleaños de él que no lleguen mensajes, fotos, recuerdos”.

Cuenta que una vez, años atrás, mientras grababa un espacio de televisión en Plaza Italia, le llamó la atención un pequeño hotel ubicado en calles apartadas. Entró, como queriendo mirar. “De metete”, dice. La llamó el dueño. Pensó que iban a retarla por “metete”, insiste. Pero no, la realidad es que la llamó a su lado para contarle que era amigo de su padre. “Me contó que habían sido compañeros en el servicio militar, que había pasado por la casa de mi abuelo varias veces”, rememora.

Y así reaparece.

“Sí, lo encuentro súper rico. Es triste, hasta el día de hoy me da mucha pena pero te va formando no más. Y es lo que tocó”.

¿Faltó algo? Tan pequeña, muchas cosas pudieron quedar pendientes.

“Me faltaron horas. Miles de horas. Estaba empezando la adolescencia. ¡Claro que te hace falta! Te hace falta que esté en los hitos de tu vida, que hubiese conocido a sus nietos. Que hubiese pasado tiempo con mis hermanos. A todos nos hizo falta. A mi abuela le hizo falta pasar más tiempo con su hijo, a mis tías pasar más tiempo con su hermano”.


¿Qué pasó luego?

“Tuve la fortuna de que en mi vida, con el tiempo apareció un hombre muy generoso, que es el marido de mi mamá, que sin invadir nada… ni tratar de ser un reemplazo ni muchísimo menos, ha estado ahí en los hitos que generalmente está un papá… el día que me casé”.

Atlanta y el amor

Nació en Santiago y, tras la separación de sus padres, se fue a vivir a Concepción. Estudió Periodismo en la Universidad del Desarrollo en la ciudad y, como caída del cielo, le llegó una oportunidad: hacer la práctica profesional en el extranjero. Nada más ni nada menos que en CNN, en Atlanta, Estados Unidos.

Se fue cerca del 2000. Probablemente, sin pensarlo mucho y se quedó en el país norteamericano 13 años. Se había establecido, incluso, con el programa En Familia y conoció el amor, quien luego se convirtió en su esposo, el argentino Diego Bustos (50).

Se conocieron ahí…

“Nos conocimos ahí, él era periodista también. Fue súper entretenido, una historia súper rica. Me llevó a vivir afuera mucho tiempo (…) Terminamos, sin saber leer ni escribir, en una relación en la que nadie daba un peso. Me decían que era argentino además, y en esos tiempos nos decían -bromeando- que los argentinos nos iban a engrupir”.

Y terminaste formando familia.

“Esa es mi pega. Mi sueño en la vida era ser mamá. Si tú dices que yo construí algo, eso sí. Eso yo lo tenía súper claro, entre ceja y ceja (…) Es maravilloso, lo máximo. Tengo tres hijos, mi marido que es mi gran apoyo y el resto viene de agregado”.

El amor no sólo estuvo presente en la pareja. También vino de parte de las “mujeres fuertes” que la criaron y acompañaron. “Nombrémoslas a todas o no nombremos a ninguna”, dice, para luego enumerar: “Partiendo por mi mamá, un pilar increíble que siempre nos ha enseñado que sí podemos. Mis dos abuelas, paterna y materna, dos mujeres inmigrantes que salieron adelante tirando para arriba al familión completo y remando el buque a otro nivel. La viuda de mi papá, otra mujer sensacional que me tocó al lado. La señora que trabajó con mi abuela, que estuvo muy cerca mío y que me enseñó lo poco y nada de cocina que sé, que me enseñó cosas preciosas de la vida. Mi madrina (…) Son mujeres súper potentes y amigas que he tenido alrededor y que me han demostrado que la vida es lo máximo”.

¿Rostro de televisión?

Junto a Gonzalo Ramírez estuvo largas semanas animando el matinal Buenos Días a Todos en TVN. Más tarde, después de su postnatal, se sumó María Luisa Godoy. La pareja ha sido considerada la “dupla de oro” de TVN. Antes, también estuvo en la conducción de noticias.

¿Pensaste ser animadora de matinal?

“Jamás de los jamases me imaginé que iba a llegar a la conducción de un matinal. Nunca lo pensé, tal vez cuando trabajaba afuera en algún minuto, con mi marido… siempre pensamos que sería entretenido pero trabajábamos en un canal de noticias, entonces no había casi ninguna posibilidad de hacer algo más distendido”.

¿Cómo fue la construcción del rostro de televisión?

“Te juro que me siento lo más lejos del concepto de rostro. Me da lo mismo si tú eres el gerente general de una empresa o quien acaban de contratar en el puesto más impensado. Todos son igual de importantes y trato de hacer sentir que las personas son relevantes sólo por el hecho de que, si no es por ellos, el sistema no funciona.

Por ejemplo, ahora en la pandemia, cuánto hemos aplaudido a médicos, a enfermeros, a Tens, a conductores de ambulancia, pero no tanto a quienes se llevan la basura del hospital, a quienes están a cargo del aseo. Si ellos no hicieran su pega súper bien, probablemente mucha gente estaría contagiada, incluso ellos mismos”.

Pero hubo una construcción…

“Nunca lo construí, nunca dije ‘voy a hacer esto y después voy a hacer una estrategia’. No desmereciendo a quien lo hace, me parece genial. Pero no es mi forma de vivir. He tratado siempre de ser lo más consecuente posible (…) Si no lo creo, no me sale. No lo sé fingir”.

Entonces, al menos, un camino.

“Hubo un camino, pero tal vez he tenido mucha suerte en la vida. No quita el mérito de que yo siempre he levantado la mano. Siempre lo digo. Creo que no porque estés en uno u otro lugar eres más exitoso. Con que hagas la pega y la hagas bien, a mí me parece un éxito. Cuando tú estás predispuesto a asumir riesgos que pueden dar susto en algún momento o que son un buque muy grande, si le vas a poner harto empeño, no veo por qué no lo puedes hacer. De eso sí soy una convencida (…) Y cuando uno de repente dice ‘¿por qué dije que iba yo? Después de eso upa no más’, no creo que te pueda ir mal”.


También estás en ¿Cuál es tu huella?, ¿De qué se trata?

“Yo tengo tres pollos y dos hijos de programas, que los he visto nacer, que han sido súper personales. Uno fue el primer programa que hubo en CNN en Español que no era de noticias, De Familia, que vino de la mano de mi segundo embarazo en adelante. Y ahora ¿Cuál es tu huella? Es una construcción de vida, de sociedad, que apunta a la sustentabilidad, a la sostenibilidad, a la inclusión, todas características que practico a diario”.

¿Cómo es eso?

“Cuando en las redes o en Instagram publico un video de que estoy haciendo algo ecológico, es porque a eso me dedico el fin de semana, porque me encanta. Encuentro atómico ver una plantita crecer. Hoy día tener un huerto es parte de mi esencia, porque de verdad junto el agua de la ducha y la uso para regar. Y a eso apunta el programa. Muestra que es tu planeta el que se está apagando, que se está dañando. Y no te tira las orejas o te hace sentir culpable, sino todo lo contrario. Te invita a participar, a poner tu granito de arena, a sumarte con ideas creativas y apoyarte”.

¿Cuál es tu huella?

“Más allá del programa (…) Espero poder dejar una sonrisa, que esa sea mi huella. Esas ganas de vivir a full, apasionada. De ponerle el corazón a lo que te gusta. Espero eso. Espero que esa sea mi huella y tratar de plasmarla en mis hijos (…) Que no crean que su ombligo es el centro del universo”.