La actriz inglesa Amii Lowndes falleció a los 29 años producto de una epilepsia no diagnosticada y después de sufrir dos convulsiones, según aseguró el diario inglés The Sun.

La intérprete que participó con roles pequeños en producciones como The Crown, Dr. Who y Skins, sufrió una Muerte Súbita por Epilepsia (SUDEP) en el jardín de sus padres en Londres.

A pesar que Lowndes había sufrido convulsiones desde 2018, nunca recibió un diagnóstico médico y su familia se enteró de la enfermedad sólo después de su fallecimiento.

En mayo del año pasado, la artista sufrió un ataque similar pero a pesar de mostrar síntomas clásicos de epilepsia, su neurólogo no declaró la enfermedad ni comenzó un tratamiento.

La médica forense Maria Voisin determinó que era “poco probable” que la falta de medicamentos estuviese vinculada a su muerte súbita.

“Perderla nunca estuvo en nuestros planes. Le encantaba la diversión, estaba llena de vida y tenía muchas ideas. Sentimos su pérdida en todo momento. Nada traerá de vuelta a Amii, pero si podemos salvar a otra familia que esté pasando por nuestro dolor, valdrá la pena”, dijo su madre Bea.

Recordemos el actor Cameron Boyce falleció en 2019 tras sufrir un ataque de epilepsia mientras descansaba. Este lo llevó a convulsionar durante algunos minutos, hasta que su cuerpo no pudo seguir resistiendo.

¿Se puede morir de epilepsia?

Aunque no es común, hay contadas ocasiones en que las convulsiones por un ataque pueden conllevar a lesiones serias o incluso la muerte, dependiendo de diversos factores.

Según la Epilepsy Foundation de EEUU, la mayoría de los ataques finalizan por sí solos y sólo provocan problemas menores, pero en algunos casos estos pueden provocar cortes, caídas o quemaduras que requieran atención médica.

Un punto de especial cuidado son las bañeras. De hecho, el ahogamiento es la principal causa de muerte entre personas con epilepsia, por lo que el organismo recomienda usar sólo duchas.

Pero también existe una afección conocida como Muerte Súbita por Epilepsia (SUDEP), la que -como su nombre indica- puede llevar al fallecimiento directo de una persona.

Todavía no se conocen las razones exactas de esta afección, pero sí que su ocurrencia es en extremo rara: sólo 1 de cada 1.000 epilépticos muere por SUDEP, y suele relacionarse más con quienes no tratan adecuadamente su condición.