Uno de los fenómenos que se ha generado a raíz de las diversas marchas que se han llevado a cabo en nuestro país, es el resurgimiento de Los Prisioneros.

La banda, que saltó a la fama durante la década de los 80, época en la que se opusieron abiertamente a la dictadura de Augusto Pinochet, ha sonado fuertemente en los últimos días gracias a canciones como El baile de los que sobran.

Prueba de ello es el emotivo viral que comenzó a circular en redes sociales, en donde se ve cómo miles de manifestantes entonan el hit del trío sanmiguelino en plena Alameda, frente a un multitudinario bloque de músicos.

En conversación con CHV Noticias, Claudio Narea, histórico guitarrista del conjunto musical, señaló que la letra continúa siendo aplicable a la realidad chilena, a pesar del tiempo que ha pasado desde que fue escrita.

“Yo creo que es un tema que lamentablemente sigue siendo actual. Identifica a mucha gente que somos los que estábamos manifestándonos en las marchas”, comenzó señalando.

“Somos muchos los que sentimos que no pertenecemos a este sistema de los privilegiados, que no tiene nada que ver con la envidia ni con ninguna cosa baja, sino que con el deseo de justicia”, agregó.

“En la época del SI y el NO, nosotros apoyamos el NO y esperábamos que hubiera un gran cambio cuando llegara la democracia, pero en realidad no lo hubo. Esta democracia es una gran estafa, los candidatos se te venden como detergente… algunos son graciosos, otros son mas bajos, más altos, más simpáticos”, sostuvo.

Por su parte, Miguel Tapia, baterista de la banda, afirmó que la situación “ya no tiene vuelta atrás, porque ya se tomó el sabor de tomarse las calles”.

“Todo el país, sin ninguna coordinación en particular, ha empujado para que esto sienta un precedente, para que nunca vuelva a suceder, de que se aprovechen de nosotros como chilenos”, indicó.

Memoria Chilena, sitio web oficial de la Biblioteca Nacional, resume así la pieza de Los Prisioneros: “Su letra ilustra de manera amarga y desesperanzada las diferencias de clases existentes entre la juventud chilena”.

“Mucho antes de que en Chile se incorporara al debate público el problema de la mala distribución del ingreso, Los Prisioneros describieron de un modo dolorosamente certero lo que era pasar doce años en un liceo numerado para luego egresar a la cesantía”, precisó.