En el país europeo se trabaja menos horas que, por ejemplo, en México. No obstante, se discute sobre la reducción de la semana laboral, lo que sorprende a algunos en medio de falta de personal especializado en distintas áreas y los temores de una recesión económica.

A primera vista, las cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) parecen claras: los alemanes trabajan menos que la gente de otros países.

En Alemania, la cantidad de horas trabajadas al año se elevó en 2021 a un promedio de 1.349 por trabajador. El promedio en los países de la OCDE fue de 1.716 horas. Los griegos trabajaron 1.872 horas anuales, y los mexicanos 2.128.

Ante este telón de fondo, sorprende la discusión que actualmente se desarrolla en Alemania sobre la semana laboral de cuatro días. Más aún, porque en muchos sectores escasea el personal especializado y porque amenaza una recesión.

Ojo con las comparaciones

Pero no es aconsejable sacar conclusiones precipitadas. Los datos de la OCDE no sirven realmente para hacer comparaciones entre los países, en primer lugar, porque no se recabaron usando la misma metodología y no todos corresponden al mismo período.

El experto en mercado laboral, Enzo Weber, hace notar que se utilizaron diferentes fuentes, entre las cuales se cuentan también encuestas. Además, no en todos los países se entiende necesariamente lo mismo por tiempo de trabajo.

Por otra parte, en el caso de Alemania, es mayor el porcentaje de mujeres que trabajan, y casi la mitad lo hace con jornadas parciales, lo que se refleja en el promedio.

En consecuencia, las cifras sirven más bien para comparar tendencias.

Mayor productividad con una menor jornada

Otro factor importante es la productividad.

Weber indica que en este aspecto hace tiempo que Alemania no se ha cubierto de gloria. Este año se han registrado incluso claros retrocesos en la productividad.

Pero eso no obedece a la pereza de los alemanes, sino a la crisis energética, según el experto. Esto debido a que lo anterior afectó a muchas empresas que, debido a la escasez de operarios especializados, no despidieron empleados.

En consecuencia, se mantuvo el número de horas de trabajo, aunque se produjo menos. Otra causa es el surgimiento en el país de un gran sector de bajo salario, en el que la productividad no es tan alta.

Los partidarios de la semana de cuatro días laborales piensan que este modelo podría resultar útil para mejorar la productividad. Argumentan que los trabajadores estarían más motivados y, por lo tanto, rendirían más.

Por otra parte, se podría inducir así a trabajar a personas que no están dispuestas a hacerlo cinco días a la semana. Y eso reduciría la falta de personal en varios sectores.

Al respecto, ya se han hecho algunos experimentos en la materia.

Desde 2019, la organización 4 Day Week Global (4DWG) organiza programas pilotos, por ejemplo en Gran Bretaña, Sudáfrica, Australia, Irlanda y Estados Unidos. Según la oenegé, han participado en ellos más de 500 empresas. Y los resultados parecen ser positivos.

Los salarios

Sin embargo, no todos los trabajadores están encantados con ese modelo. Una encuesta de la Fundación Hans-Böckler, cercana a los sindicatos alemanes, reveló que más del 73% de los trabajadores desearía una semana de cuatro días, si se les mantiene el mismo sueldo.

Pero solo un 8% estaría a favor si supusiera un recorte salarial. Y el 17% rechaza una reducción del tiempo de trabajo.

A partir de este 21 de agosto, las empresas alemanas pueden postular a un proyecto piloto de seis meses de la agencia de asesoría Intraprenör, que trabaja con 4DWG.

Enzo Weber no se fía mucho de estos experimentos. Hace notar que solo postulan a ellos empresas afines a la idea, y que una reducción del tiempo de trabajo implica también modificaciones en los procesos y la organización.

Algunos expertos, entre ellos Weber, abogan más bien por modelos flexibles.

También Christoph Ahlhaus, gerente de la Federación de la Mediana Empresa, favorece soluciones individuales, acordadas entre los trabajadores y sus empleadores. En cambio, rechaza una intervención estatal que contemple menos trabajo con igual sueldo.

Pese a los argumentos en contra, Knut Giesler, un dirigente del sindicato industrial IG Metall, se propone plantear en la próxima negociación colectiva de la industria acerera del noroeste alemán, la demanda de la semana de cuatro días laborales, sin reducción salarial.