Demandantes exigen que buscador de Google suprima los reportes negativos sobre su persona. Ahora, el Tribunal Federal de Justicia de Alemania determinó que el "derecho al olvido" en Internet depende del caso individual.

Esto es lo que los demandantes tienen derecho a exigirle a Google desde que el llamado Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) entró en vigor en toda la Unión Europea (UE) en 2018. El artículo 17 es decisivo para los demandantes, explica Christian Solmecke.

Según el experto en derecho digital, este artículo establece que “cualquier persona puede solicitar a un responsable del tratamiento de datos que los datos personales que le conciernen se supriman inmediatamente”. El artículo 17 reza: “Toda persona tiene el derecho fundamental a la supresión de los datos personales que le conciernen”.

El camino hacia el olvido en la red de este derecho civil fue allanado por una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en 2014. El punto de partida fue un caso típico: un español había entablado una demanda contra Google porque cuando digitó su nombre el motor de búsqueda mostró en los primeros lugares un enlace a un artículo del periódico La Vanguardia.

El artículo informaba sobre una subasta por orden judicial; en el que el hombre era nombrado como el dueño de la propiedad. Pero el hecho había ocurrido hace una buena década; el hombre hacía tiempo que estaba libre de deudas. El ciudadano europeo temía desventajas económicas debidas a los resultados de la búsqueda en Google. Los jueces de Luxemburgo dictaminaron que el hombre tenía razón. Desde entonces, los ciudadanos pueden exigir a las máquinas o motores de búsqueda que eliminen la información personal sensible.

Los ciudadanos de la UE están ejerciendo activamente este derecho, como muestra el Informe de Transparencia de Google. Según el informe, desde 2014 casi un millón de personas ha pedido a Google que elimine unos cuatro millones de enlaces de sus listas de resultados. En casi la mitad de los casos, el operador del motor de búsqueda cumplió con las exigencias. La petición más común era eliminar los enlaces a Facebook.

Aproximadamente una de cada seis URL fue borrada después de las quejas desde Alemania.

En Alemania, por ejemplo, un profesor tuvo éxito con su solicitud de eliminación de la red. El enlace a un artículo en el que se informa de su condena por un delito menor hace más de un decenio ya no aparece en los resultados de la búsqueda de su nombre. Una víctima de violación también pudo imponerse. Se ha eliminado el vínculo con un artículo de periódico sobre el crimen.

No todos los reportes negativos son borrados

Pero también ha habido derrotados. Un clérigo fracasó con su exigencia de borrar dos artículos de noticias de las búsquedas de Google que trataban sobre acusaciones de abuso sexual en su contra. La razón: Google considera que la información es relevante para la vida pública del clérigo. Y la Iglesia aún no había completado su investigación del caso.

“El olvido es una característica, no un error”, dijo Viktor Mayer-Schönberger a DW. El experto en redes digitales y abogado del Instituto de Internet de Oxford es uno de los pioneros del “derecho al olvido”. En su libro “Borrar. La virtud del olvido en la era digital”, Mayer-Schönberger ya había explicado en 2010 los peligros asociados con el almacenamiento ilimitado de datos y su disponibilidad en los motores de búsqueda. Porque con un clic se pueden revivir eventos que una sociedad análoga habría olvidado hace mucho tiempo o nunca hubiera encontrado.

La gente cambia, al igual que sus preferencias y opiniones. Pero Internet lo documenta todo de forma atemporal y, sobre todo, sin contexto.

La autopista de datos se transforma así en un callejón sin salida de datos. Cada vez llega más información, nada desaparece. En medicina, hay un término técnico para esto: el “Síndrome de la hipertimesia o hipermnésico”. La gente que no puede olvidar nada lo sufre. Están permanentemente abrumados por sus recuerdos, teniendo que revivir constantemente eventos pasados, sin poder controlar sus recuerdos.

Esta enfermedad es extremadamente rara. Pero debido a Internet y a los motores de búsqueda, sociedades enteras sufren ahora la incapacidad de distinguir entre lo que es relevante y lo que no lo es, lo anticuado o lo caduco.

Por mucho que el experto en Internet Mayer-Schönberger se alegre de la atención que el juicio ante el Tribunal Federal de Justicia haya despertado, la importancia del olvido en la era digital, las soluciones jurídicas son sólo provisionales. Porque “sólo aquellos que pueden permitírselo pueden reclamar y hacer valer este derecho”, dice el abogado Solmecke, quien agrega que quien quiera que Google elimine un enlace de la lista de resultados de búsqueda debe tener mucha paciencia. “No es raro que Google no reaccione a una solicitud de supresión o que se oponga completamente a ella”, dice el experto en derecho de Internet.

Viktor Mayer-Schönberger aboga, por tanto, por una “práctica del olvido”, fundamentada en procesos e instrumentos técnicos, como una fecha de caducidad digital. Mayer-Schönberger lo explica usando el ejemplo de la aplicación de mensajería Snapchat, que borra automáticamente el contenido compartido después de un corto tiempo. Y es, por lo tanto, un ejemplo de una forma de comunicación que es transitoria y luego se olvida.

En tiempos de “big data” y del aprendizaje de las máquinas, incluso la investigación más moderna se dirige en esta dirección, el austriaco Mayer-Schönberger ha observado que “los mejores algoritmos del aprendizaje de las máquinas son aquellos que tienen menos en cuenta los datos antiguos, o los olvidan por completo”. Es muy probable que tarde o temprano, los fallos, como el emitido por la Corte Suprema Federal, ya no sean necesarios.