Hay algunos biólogos que sospechan que todos los seres vivos son capaces de mentir, incluso algunos vegetales. Para defenderse o para atacar, prácticamente todos los animales son capaces de mimetizarse e incluso llegan a ser maestros para fingir.

La mentira, sin tener ni energía ni masa propia, logra producir efectos realmente intensos de vida o de muerte. Y los seres humanos, puesto que disponemos de un cerebro inmensamente más eficiente que el de otros animales, nos hemos convertido en mentirosos inmensamente más mentirosos que cualquier otro ser vivo sobre la faz de la Tierra.

Esa cualidad es un arma que prácticamente siempre utilizamos sobre los demás seres humanos, incluso sobre nuestros seres queridos.