Esta semana, el gobierno de Rusia emitió una escueta y horrorosa advertencia. El Alto Mando de las Fuerzas Armadas rusas, con autorización de la Presidencia, señaló que absolutamente cualquier estado que se atreva a lanzar un misil a territorio ruso, recibirá inmediatamente de respuesta un misil atómico.

El sistema satelital de detección, desplegado por Moscú, detecta hasta los más ligeros objetos de retroimpulso que entren en actividad en la atmósfera terrestre, y al detectarlos se establece con precisión absoluta el lugar desde donde lo disparan, la trayectoria que sigue y la velocidad del cohete, y hacia dónde se dirige.

Simultáneamente, el gobierno de China emitió una advertencia directamente a Washington: no vuelvan a violar nuestro espacio territorial marítimo o aéreo, porque puede producirse un incidente que, una vez empezado, ya no podrá detenerse.

Horas después de esas advertencias, se dio a conocer que las flotas de submarinos furtivos de China y de Rusia, comenzarán a realizar patrullajes conjuntos y coordinados en todos los océanos del mundo. O sea, podrán disparar sus misiles de ataque, sin necesidad de salir a la superficie, y a muy corta distancia del enemigo y en forma inesperada.

¿Es bueno o es malo que esos dos países estén lanzando tales advertencias?