Tras el proceso de Convención Constitucional que se inició en octubre de 2020 con la votación del Plebiscito, este año los pueblos originarios y sus representantes han alcanzado una exposición pública hasta ahora desconocida. Pero aquellas, no fueron las únicas culturas que habitaron esta larga y angosta faja de tierra antes que fuera bautizada como Chile.

A lo largo de la historia del país, no han sido pocos los pueblos originarios que terminaron extinguiéndose, ya sea por los embates del mestizaje (enfermedades, infecciones, etc), la aculturación (“proceso de recepción de una cultura y de adaptación a ella, en especial mediante la pérdida de la propia”), antes y después de la Conquista, o por la intervención consciente y directa del hombre blanco que vio en ellos una amenaza.

A continuación, un repaso por siete pueblos originarios que, a pesar de su desaparición, continúan presentes a través de su legado cultural y patrimonial.

Puelches

Si bien se tiende a asociar a los pehuenches con los puelches, existen investigaciones recientes que no consideran adecuado identificar culturalmente a ambos pueblos. “Los puelches formaban parte de los indios huárpidos. Signo de ello es su aspecto físico: altos, delgados, de cabeza alargada y alta. Su piel era más oscura que la de los demás indios circunvecinos. Más allá de lo anterior, la diferencia fundamental se basa en la organización económica, pues el modo de vida recolector de los pehuenches se contrapone con el carácter fundamentalmente cazador de los puelches”, define Memoria Chilena.

“Además, los puelches no recolectaban piñones de araucaria sino semillas de algarrobos y molles. Su habitación era el toldo de cuero, transportable, hecho con una serie de palos terminados en horqueta y dispuestos rectangularmente en el suelo, cubiertos con otros palos encima y todo recubierto con pieles con el pelo hacia fuera. Sus armas eran las boleadores, la onda, el arco y la flecha. Como arma defensiva usaban el coleto que a modo de túnica les cubría el cuerpo hasta las rodillas… Los puelches se dividían socialmente en numerosas bandas dirigidas por un cacique menor”.

Aónikenk

Los aónikenk “son la rama más austral del grupo lingüístico y cultural Tehuelche”, detalla el sitio web de Memoria Chilena. “Organizados en bandas de cazadores-recolectores, los Aónikenk eran una sociedad básicamente igualitaria que se desplazaba a pie por los extensos territorios situados entre el río Santa Cruz y el Estrecho de Magallanes, en busca de guanacos, ñandúes y otros animales comestibles. Con un detallado conocimiento del territorio, frecuentaban sitios en donde se concentraba la caza y establecían periódicamente sus campamentos (aike) en aquellos lugares”.

Un grupo aónikenk cazando guanacos, 1884 | Memoria Chilena

“A fines del siglo XVII la expansión mapuche hacia las pampas no tardó en hacerse sentir. Más allá de sangrientos conflictos interétnicos, la influencia del pueblo mapuche fue fundamental por cuanto introdujo el caballo, elemento de transporte que revolucionó el modo de vida aónikenk. La utilización del caballo facilitó el transporte entre los territorios de caza y determinó el reemplazo del tradicional arco y flechas por las boleadoras, en cuyo uso los Sónikenk llegaron a ser expertos”, agrega la publicación.

Picunches

Este pueblo de lengua mapuche (del mapudungun pikumche, “gente del norte”), habitó el Valle Central entre los ríos Choapa e Itata. “En el valle longitudinal vivían diversas tribus de una misma lengua, con diferencias de dialecto, que los españoles llamaron araucanos. Su distribución correspondió desde el río Petorca hasta la Isla Grande de Chiloé. Estudios etnográficos sugieren mantener el concepto de araucanos como gentilicio común y subdividir la fracción chilena en: Picunche localizados en el norte, Mapuche en el centro, Huilliche y Cuncos en el sur”, detalla Icarito.

Chiquillanes

Este pueblo nómada recorrió la zona cordillerana central, desde Los Andes y Rancagua “hasta las cercanías de Chillán”, señala el sitio web especializado Chile Indígena. “Enterraban a los muertos en cuevas o bajo montones de piedra acompañados de sus utensilios personales, lo que hace suponer que creían en una vida extraterrenal. Esta banda se caracterizaba por ser cazadores de guanacos, huemules y aves además de ser recolectores de especias”, agregan.

Chonos

Para la llegada de los españoles a la zona, este pueblo deambulaba entre el archipiélago de Chiloé y la península de Taitao a través de bandas de cazadores-recolectores. “Organizados en pequeños grupos, viajaban sobre canoas de tablas cosidas llamadas dalcas, dedicándose a la caza de lobos marinos, peces y aves, así como a la recolección de mariscos, labor que realizaban las mujeres. Tuvieron contactos culturales con sus vecinos huilliches de la isla grande de Chiloé e incluso, en la zona sur de la isla, se mezclaron con éstos formando un grupo mestizo que los huilliches denominaban payos”, detalla Memoria Chilena.

“Chonos : escena de vida familiar” | Centro Chilote | Memoria Chilena

Cunco

Ubicados entre Valdivia y el norte de la Isla Grande de Chiloé, los cunco eran seminómades, y se caracterizaban por sus largas temporadas de pesca y caza. “También era común que se mudaran temporalmente a islas lejanas para ejecutar cultivos de, principalmente, papa. Los especialistas también los clasifican como una rama meridional o sureña del pueblo mapuche, compartiendo sus costumbres y lengua: el mapudungún”, detallan desde Skorpios, empresa que hoy ofrece recorridos turísticos por algunas rutas indígenas locales.

¿Están extintos los selk’nam?

Fueron los anfitriones de la Isla Grande de Tierra del Fuego, donde sus antepasados llegaron hace varios milenios. Su exterminio, destaca como uno de los pasajes más oscuros de la historia del país. No sólo fue aculturación: también hubo genocidio de parte del hombre blanco, que a fines del siglo XIX, a manos de ganaderos y algunas de las familias más poderosas de la zona, se enfrentaron directamente a los selk’nam.

“Existen indicios de que a partir del año 6.000 a.C. estos cazadores utilizaron boleadoras esféricas para cazar y herramientas para manipular los alimentos”, informa Memoria Chilena.

“Hombres selk’nam pintados con tari, dibujos totémicos usados en la danza del Kewánix” | Memoria Chilena

La Corporación Pueblo Selk’nam Chile ha abogado para que no se les declare extintos. “Es como contradictorio que, por un lado, nos inviten y nos incluyan en actividades oficiales del Estado y, por otro lado, nos estén declarando extintos, cuando nosotros llevamos bastante tiempo haciendo las investigaciones y el trabajo que corresponde para llegar a la instancia lógica de solicitar un reconocimiento como corresponde”, sostuvo la presidenta He’many Molina en marzo de 2019 a Radio U. de Chile.

La ministra de Desarrollo Social, Karla Rubilar, anunció el 1 de septiembre de este año una licitación para el estudio de caracterización del pueblo selk’nam; paso uno para que sean reconocidos oficialmente como pueblo originario.

Hema’ny Molina Vargas, presidenta de la Corporación, señaló a principios de mes: “Ha sido significado fortalecer una cultura que se creía extinta, así como lograr reivindicar el derecho a la vida y por sobre todo el llegar a tener igualdad de derechos, de ser sujeto de derechos en este país”.