Tras más de un año de silencio discográfico, el rapero nacional Pablo Chill-E presentó "El Duende Verde", un mixtape donde regresa a sus raíces trap.

21 canciones le bastaron a Pablo Chill-E para convertir a “El Duende Verde”, su esperado nuevo mixtape tras más de un año de silencio discográfico, en el lanzamiento más bullante y comentado de la música chilena en lo que va de este primer semestre.

“Por fin se soltaron y se acabó esta pesadilla culiá (sic) de no poder expresarme y sacar música por mis plataformas”, comentó en redes sociales en la previa del debut, todo esto en relación a las cláusulas y problemas contractuales que le impedían publicar música bajo su propio alero.

“Una pesadilla de la cual igual estoy agradecido, porke (sic) gracias a esta inestabilidad emocional inspiré todo mi odio, frustraciones, locuras y sentimientos malos para hacer este mixtape de trap crudo”, agregó.

La descripción de Pablo Ignacio Acevedo Leiva, nombre de origen del artista, no es aleatoria ni grandilocuente. En “El Duende Verde”, el puentealtino regresa a sus raíces traperas en un trance que hace recordar a su ya célebre mixtape “S.U.N.O” (2018; el de la portada que parodia a “Nervenmind”), incluso con algunos de los colaboradores de aquella época.

En tanto a las letras, tal como advertió en redes, Chill-E bebió de sus cavidades emocionales para dar forma a un disco personal y reflexivo, a veces más ensimismado que exultante, sin dejar de lado su rabia característica y su rotunda mirada sobre los problemas sociales del país (incluso, con indirectas a sus compañeros del género urbano).

Si “Desahogo” puede escucharse como el soliloquio triste y brutal sobre las vicisitudes de un “trapstar”, “Nunca duermo”, “Puerto” y “Otro día” son derechamente las páginas de un diario gánster y maleante, tal como dicta al manual internacional del género.

La lista de canciones, a la larga, se debate entre esos dos caminos (confesiones nihilistas y crónica trap), y su recorrido bien podría asemejarse al de un viaje en situación de copiloto: a veces, el sonido de un disparo obliga de sopetón al pasajero a lejarse de la ventanilla; en otras, el anecdotario salvaje de Chill-E transcurre con la misma cadencia que los movimientos bruscos pero precisos de un chofer experimentado.

De las 21 pistas, 5 son firmadas por el cantante en solitario. Entre los “feat” y colaboradores, destacan Duki, Young Cister, Aqua VS, King Savagge, Polimá Westcoast, Ithan NY, G2, La Zowi, Flor de Rap y Gianluca, entre otros.

En este ítem, justamente, resalta una de las virtudes de “El Duende Verde”: las aplaudidas e inesperadas metamorfosis de algunos de sus invitados, como Young Cister y Flor de Rap, totalmente travestidos por la actitud sonora del álbum.

En la producción, Chill-E se reencontró con dos viejos conocidos de su propio universo creativo: Young Xander (aliado y productor histórico de Shishigang Records) y VH El Virus, este último desaparecido de la primera línea de la escena urbana chilena.

El miércoles pasado, a modo de lanzamiento, el cantante convocó de noche a decenas de personas en la capitalina Plaza Italia, donde llegó con la máscara de un duende verde mientras gráficas del disco eran proyectadas en los edificios colindantes. La intervención, será parte de uno de los videoclips promocionales del disco.

“(En el mixtape) canto situaciones donde salía lo peor de mí y me convertía en El Duende Verde. Todos tenemos nuestro lado bueno y malo y es una lucha diaria cuando hay que estar positivo en un ambiente negativo”, reflexionaba Pablo Chill-E horas antes del lanzamiento de “El Duende Verde”.

“Pero de todas las weas (sic) fomes siempre hay que rescatar lo bueno y aprender a seguir adelante. Persigan sus sueños aunque sea difícil. Conviertan la tierra en diamantes”, recomendó.