En la Cuenta Pública 2023, de 216 minutos, la Cultura, como es habitual, en especial cuando hay situaciones políticas y sociales complejas, no ocupó un lugar relevante. O, más bien, fue corta en su sección, aunque estuvo presente en varios pasajes a partir de la primera hora.

Lo anterior, en todo caso, no debe extrañar, porque el presidente entiende la Cultura como formas de vida, como algo integral. En este sentido aflora en distintos ámbitos, como puede ser la recuperación de espacios públicos, un Archivo Nacional de la Memoria o vincula a pueblos indígenas.

En la Cuenta Pública, el presidente Gabriel Boric anunció -en el minuto 61- que harán el Estatuto del Trabajador Cultural, una necesidad que se hizo más evidente y urgente después de la pandemia.

También insistió en la meta, durante su gobierno, de lograr el 1% del presupuesto público para el sector Cultura. Son dos medidas muy necesarias. La última, mencionada en varias cuentas públicas en la última década,

A pesar de lo escueto, en otros segmentos de su Cuenta, el presidente Boric hizo diversas menciones a temas relacionados a Cultura. Entre ellos, habló de su total respeto y defensa de los Derechos Humanos (minuto 90). Este es un tema legal, de derechos, pero que tiene una base profunda en temas culturales, en una concepción de las sociedades como del ser humano. Volvió a ete tema al final de la Cuenta Pública.

En el minuto 118 habló de la recuperación de la Alameda (Avenida Bernardo O´Higgins) en Santiago, proyecto que tiene fuerte impacto en el gran patrimonio cultural que tiene la principal avenida de la capital y que abarca 8 kilómetros. Parte de esta iniciativa, está el trabajo en Plaza Baquedano (Italia o Dignidad), que tiene una gran carga simbólica e identitaria, no solo como espacio de celebraciones y manifestaciones.

En esa línea, habló también de la recuperación de los cascos históricos de Antofagasta, La Serena, Valparaíso, Santiago, Coronel y Concepción, lo que implica necesariamente mejorar el importante Patrimonio Cultural que hay en ellos.

El presidente destacó la importancia de las zonas rurales, como fundamento de nuestra identidad cultural (minuto 156).

En el minuto 164, empezó a hablar sobre los pueblos indígenas. Boric insistió en la necesidad de diálogo, lo que implica reconocimiento y validar al otro. Además de la creación de la Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento (minuto 168), que reconoce el conflicto del Estado chileno con el pueblo Mapuche como intercultural. Esta comisión catastrará las tierras ancestrales y títulos de merced, que también conllevan elementos culturales.

También mencionó la entrega de 15.000 hectáreas de tierras ancestrales a la comunidad aymara Chusmiza-Usmagama (Tarapacá), medida necesaria para tratar de preservar esa cultura.

Sobre la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado (minuto 185), Gabriel Boric llamó a abordar este tema para superar los tiempos de miedos y odios, el negacionismo, llamando a reafirmar que ninguna diferencia lleve a dejar de defender la democracia y los Derechos Humanos.

Frente a los grandes aplausos con los asistentes de pie, Boric dijo esperar que se mantenga este espíritu hasta el próximo 11 de septiembre.

En esa línea, mencionó los esfuerzos por encontrar los cuerpos de detenidos desaparecidos y ejecutados de la dictadura. “Mientras ellos falten, este país está incompleto”, afirmó, y es una oportunidad de “darnos la posibilidad de sanar.” Para ello anunció el fortalecimiento del Servicio Médico Legal, entre otros.

También mencionó la recuperación de sitios de memoria, como Rocas de Santo Domingo, La Providencia de Antofagasta o la construcción del memorial del Cerro Chena. Y la declaración de 7 nuevos sitios de memoria por parte del Consejo de Monumentos Nacionales. Con ello se cumple el compromiso de tener, al menos, un sitio de memoria por región.

Por último, anunció la creación del Archivo Nacional de la Memoria (194) con la sociedad civil como protagonista y una serie de actividades conmemorativas.

“La memoria es la base de la sociedad justa a la que aspiramos”, destacando “el valor universal y civilizatorio de los Derechos Humanos”, mencionando que “las dictaduras pueden tener distinto signo político.”

¿Qué hemos aprendido en estos 50 años? ¿Cómo podemos erradicar o aislar la violencia? Fueron algunas preguntas que formuló como desafío para este año.

Al cierre, volvió a mencionar el Patrimio y los Derechos Humanos, entre otros.