“Hicimos una fila de dos horas para comprar comida vegetariana para los chiquillos”, comenta Antonio Núñez a BioBioChile, habitual asistente de Fauna Primavera, el festival que esta madrugada cerró su octava versión con una maratón electrónica en Espacio Broadway.

La queja de Núñez se hizo habitual entre los asistentes del evento (12 mil de acuerdo a los organizadores), que tuvieron que esperar más de lo normal para adquirir alimentos.

La oferta gastronómica se sostenía en base foodtrucks, stands de comida rápida, pequeños carros con alimentos y la posibilidad de degustar los menús que los chef Gerson Céspedes y Benjamín Nast iban a cocinar in situ.

Sin embargo, lo anterior no dio abasto para el público esperado, en el año en que el festival se disponía a recibir la mayor cantidad de espectadores de su historia, superando al Fauna que protagonizó Morrissey años atrás.

“Hice una fila de dos horas para comer unos churros. La espera no se condice con el valor de las entradas ($83.250 la general)”, comenta Pamela Tapia, quien decidió quedarse hasta el final de la cola para cumplir su objetivo.

“La fila de las pizzas a veces estaba más corta, pero no todos queríamos comer pizza”, se quejó Marcelo Dote, que optó por no comprar nada más.

Parte del malestar se hizo patente en redes sociales, donde algunos de los consumidores manifestaron su disconformidad con el problema que se extendió hasta avanzada la tarde. Desde la organización, aún no se han referido al tema.