Un acalorado debate surgió en redes sociales luego que personal del Zoológico Metropolitano optara por sacrificar a dos leones para salvar a un joven que irrumpió en el foso de los animales, se desnudó y los provocó para que lo atacaran.

El acto, a simple vista voluntario, encontró de sorpresa a los guardias del recinto que se vieron obligados a disparar con un arma de fuego a “Manolo” y “La Gorda“. Esta medida permitió rescatar a Franco Ferrada con heridas graves y se mantiene internado en la Clínica Indisa, con riesgo vital.

De acuerdo a los antecedentes que han trascendido, el joven de 20 años gritaba frases religiosas y habría dejado una carta de tipo suicida firmada como “Jesús”. Claros signos de algún problema mental que deberá ser investigado.

¿Siempre privilegiar la vida humana?

El debate ahora confronta a quienes defienden la inmediata protección de la vida humana por sobre la animal y quienes critican la facilidad con que se decide matar a dos animales exóticos, de 20 y 18 años, y uno de ellos, la leona, rescatado desde los maltratos de un circo.

El propio Zoológico, a través de una declaración oficial, recalcó que “para resguardar en primer lugar la vida de esta persona” se vieron “obligados a aplicar” todos sus protocolos de seguridad, donde los dardos tranquilizantes no fueron suficientes.

Sin embargo, los responsables del recinto no esconden su dolor y malestar, calificando la acción del sujeto como “incomprensible” y que el deceso de dos de sus tres leones es “profundamente doloroso” para cada uno de los funcionarios del Zoológico, “quienes los cuidan día a día y los consideran parte elemental de sus vidas”.

En redes sociales, la rabia se dejó sentir en personas que incluso aseveraban “la vida de un suicida no vale la de dos leones” o cuestionaron directamente al zoológico por no limitarse a los dardos tranquilizantes.

El foso de los leones | Agencia UNO
El foso de los leones | Agencia UNO

El protocolo

La clave “roja” se activa en el zoológico cuando existe una emergencia con los felinos. Claves de otros colores se aplican para otros grupos de animales. Cuando ello ocurre, un aviso por radio y una alarma sonora, identificable solo por los funcionarios, activan el protocolo para controlar la situación.

Según explicó a los medios la dirección del recinto, esta vez los cuidadores en primer lugar intentaron separar los animales del hombre a través de chorros de agua y disuasivos de ruido. Esto no surgió efecto, considerando además la nula colaboración de la víctima.

Tras ello, los guardias dispararon dardos que contienen un químico tranquilizante. Esto ocurrió en dos oportunidades e incluso el propio Franco Ferrada recibió un proyectil en una pierna. Sin embargo, la somnolencia de los felinos tardaría varios minutos en llegar, por lo que decidieron usar armas de fuego.

“No hay ningún fármaco que haga que un animal se anestesie en un minuto. Cuando un animal peligroso ataca a una persona, no podemos esperar entre tres y cinco minutos para que haga efecto una droga. Los tiradores autónomos tienen la obligación de actuar”, dijo a diario El País, Alejandra Montalba, directora del zoológico.

El caso del tigre blanco

No es primera vez que se sacrifica un animal del zoológico para salvar a una persona. En julio de 2012, “Pampa“, un hermoso tigre blanco debió ser abatido tras atacar a su cuidador, quien resultó herido de gravedad.

En aquella oportunidad, Mauricio Fabry, director del Parque Metropolitano, explicó que cuando ocurre una emergencia de este tipo se activan dos procedimientos: la captura química mediante dardos y otro que tiene que ver con arma de fuego. “El del arma de fuego sólo se activa cuando está en riesgo la vida de la persona como fue en este caso, y en ese sentido el procedimiento fue exitoso“, dijo.

De hecho, Fabry celebró el actuar de los funcionarios: “Nuestro funcionario fue sumamente valiente y efectivo en este procedimiento, yo me siento sumamente orgulloso de ellos y nos permite tener a José con vida y sin riesgo vital“.