Crítica de Teatro: “Sueño, locura y juventud” Habilidades especiales y… ¡ talento ¡

visitas

Inclusión y respeto por parte de la sociedad son los objetivos que buscan los organizadores y realizadores al llevar a escena esta obra, cuyo elenco está formado por niños y jóvenes, vinculados al Centro UC Síndrome de Down.

Sin embargo, luego de ver “Sueño, locura y juventud”, adaptación de “Sueño de una noche de verano”, de William Shakespeare, debiera ser invocada, con mucha fuerza, la palabra ¡ talento !

Un concepto que define muy bien el trabajo de la compañía de teatro de la Fundación Manantial de Ilusión (“Quintún, el niño que soñó con volar”), que dirige el actor y arte-terapeuta Víctor Romero.

Porque este concepto va mucho más allá de la consideración y naturalidad con que deben ser tratadas las personas con habilidades especiales en el seno de la familia y la sociedad.

En realidad, el talento de las actrices y actores de esta obra es lo único que hace posible transmitir al espectador emociones puras… sólo a partir de la historia de amor que se relata y, muy importante, la vitalidad y alegría que exhiben en escena.

Magia y realidad

Cada uno de los aspectos técnico-artisticos de este montaje son abordados con alto nivel de calidad, única manera de aproximarse al complejo ambiente de realidad, ensoñación y magia que propone Shakespeare, y de expresiva alegría que imprime un grupo que sube a jugar sobre el escenario.

Vestuario elegante y lleno de detalles para caracterizar a cada personaje (hadas, burro, actores, rey, reina); bellas imágenes audiovisuales que construyen el entorno escenográfico (bosque, aves), y un funcional universo sonoro y lumínico.

El relato se concentra en la travesía de equívocos de amor que vive un par de jóvenes, cuyos sentimientos entrecruzados están impidiendo que cada oveja se encuentre con su pareja.

Entonces, intervienen los personajes del mundo onírico que, por arte de magia, por el poder que tienen, hacen dormir a los humanos para que, al despertar, encuentren el amor, sin que queden rastros de los conflictos y peleas vividos.

La adaptación y la hábil dirección de Víctor Romero incluye considerar las biografías personales del elenco, una adjudicación precisa de roles -lo que permite que la obra corra con agilidad- y dotar al montaje de un especial aire adolescente-juvenil.

De este modo, los altibajos del amor cotidiano no son eludidos, como tampoco la propuesta de un mundo más justo, sin dejar de lado el abuso que implica la interferencia de quienes detentan el poder.

Pero, sin dudas, lo más resaltante en esta montaje radica en la capacidad de juego en escena y la convicción de esta casi veintena de actores y actrices, protagonistas exclusivos y espectaculares del siempre sanador juego teatral.

Teatro UC. Jorge Washington 26. 18 y 19 de Marzo, 20.00 horas. Entrada general, $ 4.000.

    visitas

Inclusión y respeto por parte de la sociedad son los objetivos que buscan los organizadores y realizadores al llevar a escena esta obra, cuyo elenco está formado por niños y jóvenes, vinculados al Centro UC Síndrome de Down.

Sin embargo, luego de ver “Sueño, locura y juventud”, adaptación de “Sueño de una noche de verano”, de William Shakespeare, debiera ser invocada, con mucha fuerza, la palabra ¡ talento !

Un concepto que define muy bien el trabajo de la compañía de teatro de la Fundación Manantial de Ilusión (“Quintún, el niño que soñó con volar”), que dirige el actor y arte-terapeuta Víctor Romero.

Porque este concepto va mucho más allá de la consideración y naturalidad con que deben ser tratadas las personas con habilidades especiales en el seno de la familia y la sociedad.

En realidad, el talento de las actrices y actores de esta obra es lo único que hace posible transmitir al espectador emociones puras… sólo a partir de la historia de amor que se relata y, muy importante, la vitalidad y alegría que exhiben en escena.

Magia y realidad

Cada uno de los aspectos técnico-artisticos de este montaje son abordados con alto nivel de calidad, única manera de aproximarse al complejo ambiente de realidad, ensoñación y magia que propone Shakespeare, y de expresiva alegría que imprime un grupo que sube a jugar sobre el escenario.

Vestuario elegante y lleno de detalles para caracterizar a cada personaje (hadas, burro, actores, rey, reina); bellas imágenes audiovisuales que construyen el entorno escenográfico (bosque, aves), y un funcional universo sonoro y lumínico.

El relato se concentra en la travesía de equívocos de amor que vive un par de jóvenes, cuyos sentimientos entrecruzados están impidiendo que cada oveja se encuentre con su pareja.

Entonces, intervienen los personajes del mundo onírico que, por arte de magia, por el poder que tienen, hacen dormir a los humanos para que, al despertar, encuentren el amor, sin que queden rastros de los conflictos y peleas vividos.

La adaptación y la hábil dirección de Víctor Romero incluye considerar las biografías personales del elenco, una adjudicación precisa de roles -lo que permite que la obra corra con agilidad- y dotar al montaje de un especial aire adolescente-juvenil.

De este modo, los altibajos del amor cotidiano no son eludidos, como tampoco la propuesta de un mundo más justo, sin dejar de lado el abuso que implica la interferencia de quienes detentan el poder.

Pero, sin dudas, lo más resaltante en esta montaje radica en la capacidad de juego en escena y la convicción de esta casi veintena de actores y actrices, protagonistas exclusivos y espectaculares del siempre sanador juego teatral.

Teatro UC. Jorge Washington 26. 18 y 19 de Marzo, 20.00 horas. Entrada general, $ 4.000.