No entienden lo que leen ni lo que escuchan. Los chilenos de hoy se comunican con emoticones, con ciertos dialectos insertos en el mundo digital. Un experto en Ciencias Sociales analiza este fenómeno del siglo XXI.

Las tasas de alfabetización van aumentando cada año, hasta el punto que hoy en Chile en un espacio urbano es muy difícil encontrar a alguien que no sepa leer ni escribir. Pero, ¿comprendemos realmente lo que leemos o escuchamos?

Si bien es cierto, Chile cuenta con una tasa de alfabetización del 98% en la población sobre los 15 años, se advierte una incapacidad para comprender lo que se lee o escucha. De hecho, un 44,3% de los chilenos presenta un analfabetismo funcional, lo que significa que son incapaces de entender instrucciones o textos simples.

Las siguientes generaciones tampoco tienen un buen nivel de comprensión. En el Simce 2014, aplicada a estudiantes de octavo básico, segundo y tercero medio, los resultados en la prueba de lectura bajaron 15 puntos, algo que los expertos calificaron como “atípico”.

Pareciera que mientras mayores son los avances digitales, menos comunicación efectiva hay. “Las dificultades que se presentan en el manejo de los procesos lectoescritos, se encuentran estrechamente relacionados con habilidades de comprensión, por lo tanto la mirada al analfabetismo es más compleja, sobre todo si se instalan brechas digitales. En esta realidad emergen los analfabetos modernos, los analfabetos digitales. Desde una mirada crítica, ambas (analfabeto de lectura y escritura y el moderno) corresponden a un tipo de violencia, que se denomina violencia cultural”, asegura el psicólogo Miguel Gatica, docente de Sociedad y Desarrollo Humano de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Pacífico.

El siglo XXI, con el boom de la comunicación y tecnología, exige mucho más que saber leer y escribir. Aquéllos que no saben cómo prender un computador o utilizar un teléfono celular, quedan prácticamente aislados e incapacitados de participar en lo cotidiano de la sociedad moderna.

“Hoy en día el saber leer-escribir no es suficiente. Estamos en un mundo donde la globalización y la llamada ‘Era de la Información’ nos invade y exige día a día nuestra presencia, y que de forma obvia y veloz nos introduce en el mundo de la individualidad, en donde las capacidades y habilidades se han ido extinguiendo más rápido que lento”, señala Gatica, Doctor© en Humanidades y Ciencias Sociales.

Según datos de la Subsecretaría de Telecomunicaciones de Chile, la penetración de Internet (móvil y fijo) en el país llegó a 66,8%, equivalente a 12 millones de accesos. “Nos conformamos con autodefinirnos como país tecnológico, porque lo anterior puede ser cuantificado con números de aparatos tecnológicos por persona, pero desde su uso seguimos siendo limitados, siendo analfabetos, inclusive en aquellos que se autodefinen como nativos digitales”, apunta Gatica.

Acostumbrados al uso intenso de las redes sociales, los chilenos se acercan cada vez más al analfabetismo funcional. “El camino de la alfabetización real se debe orientar a fortalecer los niveles de comprensión, con el fin de que la habilidad de leer – escribir, de enviar – recibir mensajes por redes sociales y tecnológicas, sea vivido como un proceso, pero con una trascendencia que llegue más allá de un acto automático de pseudo comunicación, carente de comprensión. Hoy en día, los elementos simbólicos son deficitariamente leídos y comprendidos, al estar sumergidos en relaciones comunicacionales estilo Whatsapps (emoticón y frases breves), lo que nos lleva a un analfabetismo funcional”, concluye Miguel Gatica, docente de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Pacífico.