Considerado en el pasado como un planeta, luego un asteroide y ahora como un planeta enano con algunas características de luna, los científicos siguen intrigados por este cuerpo celeste a medida que van conociéndolo mejor.

Nuevas observaciones de la misteriosa bola de roca y hielo de 950 km de diámetro que gravita alrededor del Sol entre Marte y Júpiter sumaron interrogantes al enigma, indicaron este lunes los investigadores.

La sonda Dawn (Aurora), una misión de 473 millones de dólares de la agencia espacial norteamericana NASA que desde el 6 de marzo órbita alrededor de Ceres, obtuvo información adicional acerca de dos intrigantes puntos brillantes presentes en la superficie del protoplaneta. Y precisaron que son muy distintos el uno del otro.

Mientras que el Punto 1 es mucho más frío que sus inmediatos alrededores, el punto 5 no lo es, indicó el equipo de científicos de Dawn presentes en Viena en el marco de la asamblea general de la Unión Europea de Geociencias, una sociedad que reúne a estudiosos de ciencias de la Tierra y el espacio.

“Lo que podemos asegurar es que uno de los puntos brillantes parece comportarse de manera muy diferente. Eso es todo lo que podemos decir actualmente”, dijo Federico Tosi, que estudia a Ceres a partir de los datos que envía la sonda espacial.

Los puntos 1 y 5 forman parte de la docena de puntos brillantes observados en fotografías tomadas por Dawn en las que aparecen como luces sobre una superficie grisácea.

Descubierto en 1801 por el astrónomo siciliano Giuseppe Piazzi, Ceres se desplaza en el cinturón de asteroides a unos 9.900 millones de kilómetros del Sol, cumpliendo una órbita completa cada 4,61 años terrestres.

El equipo de Dawn fue capaz de juntar imágenes de Ceres tomadas con distintas longitudes de onda de luz, explicó Tosi a la prensa.

Una de las imágenes, correspondiente a lo que ve el ojo humano, muestra a Ceres como una esfera “oscura y marrón” con los dos puntos claramente visibles.

Sin embargo, en las imágenes térmicas, Punto 1 se ve como un punto oscuro en una bola rojiza, indicación de que “es más frío que el resto de la superficie observada en el mismo momento del día de Ceres, bajo las mismas condiciones de iluminación solar”, agregó Tosi.

La “mayor sorpresa”, agregó, es que el Punto 5 desaparece en la imagen térmica.

“Lo que es seguro, es que hay puntos brillantes en la superficie de Ceres que al menos desde el punto de vista térmico parecen comportarse de manera diferente”, agregó.

Las teorías que explican a qué corresponden esos puntos van desde hielo hasta “minerales hidratados”, es decir agua que no está bajo la forma de hielo puro sino absorbida por minerales.

Menos cráteres de lo previsto

La presencia de hielo sería difícil de explicar porque Ceres se encuentra en una zona no lo suficientemente alejada del Sol como para permitir la formación de “hielo estable” en la superficie, dijo Tosi, del Insituto Nacional de Astrofísica de Roma.

Otro aspecto intrigante son las diferencias de Ceres con su vecino cercano Vesta, un asteroide estudiado por Dawn en 2011 y 2012. Vesta es brillante y refleja buena parte de la luz del Sol, mientras que Ceres es oscuro.

El equipo también observó menos cráteres sobre la superficie de Ceres que los que permitían anticipar los de Vesta.

“Cuando comparamos el tamaño de los cráteres con los de Vesta, nos están faltando cierta cantidad de grandes cráteres, con relación a lo que estábamos anticipando”, señaló Christopher Russell, principal investigador de la misión Dawn.

Otras marcas presentes en su superficie, sin embargo, sugieren que Ceres “tuvo una historia violenta en materia de colisiones”, agregó el miembro del equipo Martin Hoffman, del instituto Max Planck de investigación del sistema solar.

Las cosas irán aclarándose en los próximos meses a medida que Dawn, que durante semanas permaneció del lado oscuro de Ceres, se aproxime a su superficie para observar su composición y temperatura.

Los investigadores esperan que la misión provea entonces informaciones valiosas sobre la formación de nuestro Sistema Solar, de la cual Ceres es al parecer una reliquia.