El papa emérito Benedicto XVI rechazó con firmeza las presiones de los cardenales conservadores que le pidieron maniobrar contra la política de apertura del papa Francisco en el sínodo sobre la familia, reveló este domingo el diario La Repubblica.
Desde su dimisión en febrero de 2013, Joseph Ratzinger reside en un antiguo monasterio en el Vaticano, donde recibe a sus allegados y vive dedicado a la oración, la lectura y la escritura.
Según fuentes citadas por el diario italiano, el papa emérito respondió a los cardenales que fueron a verlo en secreto para protestar contra la política de Francisco: “yo no soy el papa, no se dirijan a mí”. Y amistosamente le envió un mensaje al pontífice argentino para ofrecerle su ayuda teológica, en la que es un referente.
“Cuando habla Benedicto XVI, siempre es para apoyar a Francisco”, destacaron estos “atentos observadors” citados por La Repubblica. Y es que el alemán, conservador en lo doctrinal, se niega a que lo utilicen contra su sucesor.