Toneladas de ayuda desde todas partes de Chile se recibieron en Valparaíso, incluso al extremo de informar el colapso de los centros de acopio donde se hacía muy difícil clasificar los envíos que arribaron para los damnificados.
Los pañales, la ropa y los alimentos no perecibles se tomaron las dependencias asignadas para la recolección. Sin embargo, los voluntarios de Valparaíso fueron sorprendidos por una particular ayuda que llegó desde el norte de nuestro país.
Una caja de donaciones llegó al puerto proveniente de Antofagasta, enviada por los niños de la Escuela Juan Pablo II de esa ciudad. Junto con los alimentos no perecibles, los menores se esforzaron para redactar simples pero emocionantes cartas para los afectados.
“Espero que se les pase la penita y que no les pase nada malo”, escribió uno de los alumnos en una de las 19 cartas adornadas con corazones y tiernos bosquejos.
Ante la imposibilidad de asignarlas de manera apropiada, los voluntarios solicitaron difundir las misivas para éstas sean leídas por la mayor cantidad de porteños posible.
Las imágenes son de Pamela Riveros Pintone.
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