Las inundaciones que provocaron un éxodo de la capital de Tailandia avanzaban este viernes hacia el centro de la ciudad, al punto que el gobierno analizaba sugerencias para hacer cortes en las rutas que bloquean el paso del agua, y evaluaba el impacto del desastre en la economía.

Bangkok, con sus 12 millones de habitantes, se encuentra en alerta máxima a causa de las amenazas provenientes de dos frentes, la cíclica marea alta que este fin de semana deberá coincidir con la llegada de una enorme masa de agua de las ya anegadas planicies del centro del país.

Este viernes, el Banco Central de Tailandia revisó a la baja su previsión de crecimiento para este año, pasado de una expectativa inicial de 4,1% a una de 2,6%, una drástica reducción que refleja el enorme impacto de las inundaciones en la economía del reino.

“Las inundaciones, que afectan no solamente a la producción agrícola sino también a la actividad manufacturera, podrá tener un efecto importante en el crecimiento del cuarto trimestre”, señaló el Banco Central en su nota.

Esta situación afecta a la lucrativa industria tailandesa del turismo, ya que Estados Unidos se sumó a otros países, incluyendo Gran Bretaña, Singapur y Canadá, al recomendar evitar ahora los viajes a Bangkok.

La crisis, que ya lleva tres meses, dejó un saldo de por lo menos 377 personas muertas y causó daños en millones de casas, en especial en el centro y en el norte del país.

Centenas de millones de metros cúbicos de agua aún se acumulan al norte de la capital y se mueven lentamente hacia el sur, al tiempo que las autoridades buscan desesperadamente canalizar el líquido marrón a través de canales y ríos, pero una parte importante del centro de la ciudad permanece seca.

En algunas áreas del norte de Bangkok era posible ver el jueves personas con el agua por la cintura, en una situación que motivó el cierre temporario del segundo aeropuerto de la ciudad, Don Mueang.

El gobierno informó que analizaba una propuesta presentada por empresas privadas para cavar temporariamente canales de dragado a través de cinco rutas que bloquean el paso del agua al este de Bangkok, para acelerar el flujo de esa masa de agua hacia el Golfo de Tailandia.

Las autoridades locales abrieron compuertas alrededor de la ciudad para permitir que el agua se traslade hacia canales, pero expertos y responsables han ofrecido informaciones contradictorias sobre los riesgos de una enorme inundación en el centro de la ciudad.

Mientras el gobierno está claramente concentrado en proteger la capital, miles de personas en las provincias más afectadas llevan semanas viviendo en terrenos inundados.

Decenas de miles de personas abandonaron Bangkok después de que el gobierno decretó feriados especiales de cinco días. La multitud sobrepasó la capacidad de las estaciones de autobús y trenes, y provocó enormes congestionamientos de tránsito en su fuga hacia áreas fuera del camino de las aguas.

El miércoles, la primera ministra Yingluck Shinawatra, quien asumió el cargo hace apenas dos meses, alertó que no será posible resistir a “la fuerza de la naturaleza” tratando de contener el agua para siempre.

Unas 300 personas enfermas de gravedad en hospitales de Bangkok fueron evacuadas a otras provincias, por precaución.