Nueva Zelanda logró el segundo título mundial de su historia tras vencer con más dificultades de las previstas a Francia (8-7), este domingo en el estadio Eden Park de Auckland.

Los All Blacks, que partían como grandes favoritos, sufrieron para derrotar a un equipo al que habían ganado con facilidad en la primera fase (37-17) y logran su segundo título tras el ganado en 1987, en que también se impusieron en el Eden Park de Auckland a Francia, en aquella ocasión por 29-9.

Los All Blacks, campeones en 1987 y 2011, se unen de esta forma a Australia (1991, 1999) y Sudáfrica (1995, 2007), como las selecciones con más títulos mundiales.

Los franceses, por su parte, derrotados por Nueva Zelanda (29-9) en 1987 y Australia (35-12) en 1999, pierden su tercera final.

Nueva Zelanda sólo pudo llegar al descanso con una leve ventaja de 5-0, tras un try en el minuto 15 del pilar Tony Woodcock, tras una combinación con el tercera línea Jerome Kaino.

El medioscrum Piri Weepu no pudo marcar la transformación, en una primera parte muy fallona de su parte, al errar también dos penales, que habrían dado tranquilidad a los All Blacks en el marcador antes del descanso.

Los neozelandeses extrañaban a su apertura Dan Carter, habitual pateador de los All Blacks, que se lesionó en la primera fase.

La mala suerte se cebó en los neozelandeses cuando se quedaron al final del primer tiempo sin Aaron Cruden, el tercer apertura lesionado en los All Blacks tras Carter y Colin Slade, en semifinales, aunque Francia también perdió por lesión a su apertura Morgan Parra.

Al inicio del segundo tiempo, Nueva Zelanda aumentó la ventaja a 8-0 tras un penal de Stephen Donald (46), que había reemplazado a Aaron Cruden, y que fue el nuevo encargado de patear tras los nervios mostrados por Weepu, que acabaría siendo sustituido.

Pero los franceses respondieron rápidamente con un try de su capitán Thierry Dusautoir (47), convertido por Francois Trinh-Duc, lo que puso un apretado 8-7, metiendo el miedo en el cuerpo de los All Blacks, grandes favoritos.

Los franceses, que habían cedido la pelota en el primer tiempo a Nueva Zelanda, se hicieron con la posesión de la misma en la segunda mitad, pero se encontraron con una defensa férrea de los All Blacks.

Antes de iniciarse el partido, los franceses con sus manos entrelazadas, formaron, cuando los All Blacks bailaron su tradicional Haka, la V de la victoria, para después avanzar hasta el límite protoclario de los 10 metros y hacer frente al rito maorí de los neozelandeses.

Los All Blacks realizaron la versión más guerrera de su Haka, bautizada “Kapa O Pango”, y que termina con un gesto de degüello.