Los líderes de unos 2.000 indígenas bolivianos que llegaron este miércoles a La Paz para pedir la anulación de un proyecto vial todavía no alcanzaron un acuerdo con el gobierno, tras sumar este jueves otras exigencias para instalar el diálogo con el presidente Evo Morales.

Un primer intento de diálogo se frustró porque los nativos amazónicos exigían reunirse con el mandatario en la Casa de Gobierno, mientras el mandatario los esperaba vanamente en la vicepresidencia.

“Lamento que no se presenten”, dijo Morales en una breve conferencia de prensa en las oficinas de la vicepresidencia, y aseguró que “seguiremos esperando, nuestra obligación es esperar”.

La historia se repitió al caer la tarde. “Estamos esperando. Lamento mucho que nuevamente no se presenten los hermanos dirigentes”, dijo Morales en el Palacio de Gobierno, adonde había citado a un grupo de 20 líderes indígenas para iniciar las conversaciones, y tras esperarlos media hora.

Uno de los líderes indígenas, Adolfo Chávez, dijo poco después que “primero debe ingresar la columna de la marcha a la plaza Murillo y los miembros del comité político”. Como eso no ocurrió “no se puede iniciar el diálogo”.

“Esperamos que no haya caprichos ni intransigencias”, afirmó Morales, al recordar que en los últimos dos meses, desde que estalló el conflicto, se enviaron 36 cartas a los indígenas invitándolos al diálogo.

A pesar de ello, “los espero para tratar todos los temas con agenda abierta”, señaló Morales quien sin embargo sembró dudas sobre los verdaderos intereses de los manifestantes amazónicos, a los que invitó a dejar en claro si “quieren dialogar o hacer política”.

Otro dirigente indígena, Fernando Vargas, dijo que durante la marcha Morales les dijo que los esperaría en el Palacio Quemado, y que para ellos es importante ese lugar por la facilidad de consulta con las bases.

El presidente “debe garantizar que el diálogo sea de cara al pueblo con la presencia de los medios de comunicación abierta, y si nosotros tuviéramos alguna dificultad en los puntos de nuestra demanda podamos salir inmediatamente, porque los hermanos estarán aquí en la plaza, para consultar y continuar el diálogo”, dijo Vargas.

Otro de los líderes de la marcha, Rafael Quispe, reiteró la demanda de reunirse en el Palacio de Gobierno. A su criterio, la invitación a reunirse en la sede de la vicepresidencia constituye una estrategia gubernamental para “desmovilizar a los marchistas y alejar a los dirigentes de sus bases”.

“No nos vamos a prestar a ese juego”, agregó al recordar que el 25 de septiembre pasado las autoridades invitaron a los indígenas a un diálogo y pocas horas después desataron una violenta represión contra los manifestantes que se dirigían hacia la sede de gobierno.

Los indígenas amazónicos marcharon durante 65 días en oposición a la construcción de una carretera que pretende dividir su territorio, y llegaron el miércoles a la sede de gobierno donde fueron recibidos por simpatizantes de su causa de manera triunfal.

Un grupo de alrededor de 200 indígenas se instaló en la Plaza de Armas, donde permanecen a la intemperie y bajo el estricto control de las fuerzas policiales, que al menos la primera noche restringieron el ingreso de alimentos, ropa y medicinas.

La Plaza de Armas es un área exclusiva para los sectores afines al gobierno y donde no se permite ninguna manifestación disidente.

El intento policial de detener la marcha el pasado 25 de septiembre, que derivó en violencia, le ha significado un alto costo político al gobierno, con el grueso de la población apoyando la demanda de los indígenas.