El huracán Irene dejaba tres muertos, incluido un niño, tras tocar tierra el sábado en Carolina del Norte, reducido a categoría uno, pero con vientos fuertes que van al noreste de Estados Unidos, donde millones de personas evacúan sin transporte público.

Irene sumó dos muertos en Carolina del Norte, un niño en Virginia y elevó a ocho el balance de víctimas fatales tras su paso por el Caribe la semana pasada.

El ojo de Irene tocó tierra en las costas de Carolina del Norte este sábado a las 08H00 locales (12H00 GMT) con vientos máximos sostenidos de 140 km/h y se desplazaba hacia el noreste a una velocidad de 24 km, indicó a las 18H00 GMT el reporte del Centro Nacional de Huracanes (NHC), con sede en Miami.

Cientos de miles de personas se encontraban sin electricidad en zonas costeras y unas 12.000 líneas de teléfonos se quedaron sin servicio por el huracán en Carolina del Norte y Virginia, indicó la empresa de telecomunicaciones FCC.

Residentes en zonas alejadas del mar también sentían el impacto del ciclón que atraviesa el Atlántico estadounidense, una de las zonas más pobladas del mundo con unos 65 millones de habitantes.

El presidente de Estados Unidos Barack Obama se mantenía al frente de las operaciones de emergencia en Washington, reunido con responsables del Centro Nacional de Coordinación de Emergencias (NRCC) instalado en el cuartel general de la FEMA (Agencia Federal de Rescate de Emergencia).

Irene se debilitó a categoría uno en la escala de cinco niveles Saffir-Simpson pero sigue siendo una amenaza cuando se dirige sobre la costa este para pasar el domingo por Washington, Nueva York y Boston.

“Más de un millón de personas” fueron evacuadas de las costas de Nueva Jersey, al noreste de Estados Unidos, ante la amenaza del ciclón, informó el gobernador Chris Christie.

En Nueva York, donde el alcalde Michael Bloomberg ordenó la evacuación inédita de 370.000 personas, el cierre de los aeropuertos, el metro y demás transporte público, la gente se preparaba para el siniestro.

Varias compañías aéreas de todo el mundo anularon o retrasaron el sábado sus vuelos a la costa este de Estados Unidos, una medida que afectó los aeropuertos JFK, LaGuardia y Newark, y también de Miami (sureste).

“Me voy a quedar, voy a dormir aquí. Mucho viento, mucha agua. Es todo”, afirmó Harry Poulakakos mientras verificaba cómo se colocan planchas de madera para proteger su café restaurant situado en un edificio histórico cerca de Wall Street en el sur de Manhattan, una de las zonas de evacuación obligatoria.

“Es otro Gloria. Vamos a superarlo”, asegura Harry -un griego oriundo de Esparta que llegó hace 55 años a Nueva York-, en referencia al último huracán que tocó tierra en la Gran Manzana en 1985, cuando era dueño del “Harry Café Steak”, una institución en Wall Street.

La secretaria de Seguridad Interior, Janet Napolitano, urgió a los residentes de zonas amenazadas a evacuar rápidamente: “Esta es una gran tormenta que cubre un gran territorio. Prepárense”, advirtió.

El huracán pasará “cerca o sobre las costas del Atlántico esta noche y se dirigirá sobre el sureste de Nueva Inglaterra el domingo”, anunció el NHC, al recomendar a Canadá monitorear el ciclón que podría cruzar la frontera.

A las 18H00 GMT, Irene se encontraba a 70 km al noroeste de Cabo Hatteras en Carolina del Norte y a 155 km al sur de Norfolk, Virginia, precisó el NHC.

Asustados por el drama del huracán Katrina en Nueva Orleans en 2005, las autoridades temen que Irene provoque daños por un monto de hasta 12.000 millones de dólares, según expertos.

Desde Carolina del Norte hasta Massachusetts, las autoridades decretaron el estado de emergencia.

Las principales rutas que conducen a la Gran Manzana cerrarán si los vientos sobrepasan los 96 km/h. Unos 900 guardias nacionales y 2.500 obreros electricistas están listos a intervenir en caso de cortes de energía.

En Baltimore, ciudad portuaria al noreste de Estados Unidos, las autoridades distribuían sacos de arena a los habitantes.

En Washington, los habitantes se aprovisionaban de agua y generadores eléctricos en los supermercados.

El ejército dispone de 101.000 miembros de la Guardia Nacional para afrontar la emergencia.

Como un verdadero “monstruo”, Irene tiene un diámetro de 820 km, o sea cerca de un tercio del equivalente del total de la costa este estadounidense (2.675 km), según una estimación de la Nasa.