Algunas zonas del océano Pacífico son muy ricas en “tierras raras” y podrían constituir un yacimiento inesperado de estos metales necesarios para la fabricación de productos de alta tecnología, revela un estudio publicado este domingo.

Coches eléctricos, eólicas, pantallas planas, discos duros de ordenador o lectores MP3: todos estos objetos, convertidos en indispensables, requieren de esas “tierras raras” y de los 17 metales que contienen, en particular el itrio.

Actualmente, el 97% de la producción de “tierras raras” procede de China, un país que solamente posee un tercio de los recursos mundiales y donde la extracción de estos minerales provoca grandes daños en el medio ambiente y en las poblaciones.

Paradójicamente, el suelo no es la única fuente de “tierras raras”, ni mucho menos. Los sedimentos de los fondos marinos albergan también minerales de este tipo pero, al desconocer con precisión su localización, no son de momento considerados como una fuente potencial de “tierras raras”.

Un equipo de geólogos japoneses extrajo y analizó más de 2.000 muestras de sedimentos marinos en gran parte del océano Pacífico.

Los resultados de sus investigaciones, publicados el domingo en la revista británica Nature Geoscience, muestran que los fondos submarinos constituyen un considerable yacimiento de “tierras raras” y de itrio, presentes de forma concentrada en algunos lugares (este del Pacífico norte y centro del Pacífico sur).

“Consideramos que una zona de un kilómetro cuadrado que rodea a uno de los lugares donde se produjeron las extracciones podría satisfacer por sí sola una quinta parte del consumo anual mundial de estos elementos”, escriben.

Más aún, las experiencias llevadas a cabo por los investigadores japoneses muestran que estas “tierras raras” contenidas en el fango submarino pueden ser fácilmente extraíbles con la ayuda de un baño ácido.

“El fango es simplemente enjuagado con ácidos diluidos (ácido sulfúrico o ácido clorhídrico) durante una a tres horas a temperatura ambiente”, explica a la AFP Yasuhiro Kato, de la Universidad de Tokio.

Según él, esa técnica no presentaría ningún riesgo para el medio ambiente, “ya que los ácidos diluidos utilizados no son vertidos al océano”.

Queda por saber si la explotación de yacimientos ubicados a gran profundidad, entre 4.000 y 5.000 metros, será posible tecnológicamente y rentable económicamente.

“Es una pregunta difícil para mí, ya que no soy ingeniero, solamente geólogo. Pero hace unos 30 años una compañía minera alemana consiguió recuperar sedimentos marinos del fondo del Mar Rojo. Entonces, creo que nuestro fango de los grandes fondos puede ser utilizado como fuente de minerales raros”, responde Kato.

“No creo que una compañía minera se haya interesado en nuestras investigaciones hasta ahora. Es cierto que nadie conocía la presencia de este fango rico en tierras raras que hemos descubierto”, añade.