Los “camisas rojas” tailandeses, partidarios del ex primer ministro derrocado Thaksin Shinawatra, derramaron simbólicamente varios litros de sangre frente al domicilio del actual jefe de Gobierno el miércoles, en el cuarto día de un movimiento que trata de hacerlo caer, pero que parece perder fuerza.

Abhisit Vejjajiva y su esposa

Los partidarios del exiliado Thaksin Shinawatra, que el martes recolectaron 300 litros de su propia sangre para probar su devoción a la democracia, lanzaron las últimas bolsas con hemoglobina contra el domicilio del primer ministro Abhisit Vejjajiva, en el poder desde 2008.

Varios miles de manifestantes bloquearon Sukhumvit, una de las más importantes arterias de la capital para dirigirse al domicilio de Vejjejiva, al que acusan de sumisión a las elites de Bangkok y al que niegan toda legitimidad.

La operación fue firmemente criticada por el poder, en particular por el ministerio de Sanidad, que hizo notar los riesgos para la salud pública.

Los manifestantes se dirigieron luego hacia la embajada estadounidense para protestar contra Washington, luego de rumores no confirmados según los cuales los servicios secretos norteamericanos habrían advertido a Bangkok que Thaksin fomentaría violencias.

Los manifestantes ocupaban las calles por cuarto día consecutivo demostrando el mismo entusiasmo, a pesar de que el número de participantes había disminuido de 100.000 el domingo en la noche, a alrededor de 10.000 este miércoles en la mañana.

Mantenerse parece ser ahora el gran desafío para un movimiento que no incumbe a los habitantes de Bangkok y que se apoya sobre todo en las poblaciones rurales del norte y de noreste del país, muchos de los cuales debieron volver a sus provincias.

Parecía improbable lograr el objetivo de hacer caer al primer ministro Abhisit, apoyado tanto por su coalición parlamentaria como por el estado mayor militar.

Los responsables del movimiento lanzaron llamados para que nuevos militantes lleguen a participar. Por su parte, la policía estimó que la manifestación debería terminarse en unos días.