El presidente electo Sebastián Piñera, expresó una enérgica condena a las circunstancias en que murió el disidente cubano Orlando Zapata, tras una huelga de hambre de 85 días, hecho que el gobierno actual también lamentó, pero no juzgó.

Piñera expresó sus más sinceras condolencias a la familia de Zapata Tamayo así como su enérgica condena a las circunstancias bajo las cuales ocurrió su fallecimiento.

Además, en su declaración reclamó “la inmediata liberación de los más de 200 prisioneros políticos que aún se encuentran encarcelados en Cuba y el fin a toda forma de opresión política en la isla”.

Al mismo tiempo llamó a que las autoridades cubanas inicien, en el menor tiempo posible, un proceso que permita a Cuba transitar pacíficamente a la democracia.

Por su parte, el gobierno de la presidenta Bachelet también lamentó lo ocurrido, pero no se pronunció sobre el contexto político del fallecimiento de Zapata.

“Sin entrar a analizar las condiciones internas de la situación cubana, que no nos corresponde como gobierno, no podemos sino que lamentar muy profundamente lo que ha ocurrido con el prisionero que falleció por una huelga de hambre”, dijo el Ministro Secretario General de la Presidencia, José Antonio Viera-Gallo.

Orlando Zapata murió el martes en un hospital de La Habana después de una huelga de hambre de 85 días. Zapata había sido detenido en 2003 y condenado a 32 años por “desacato” y otros cargos.