Los británicos decidieron salir de la Unión Europea, según los resultados del referéndum dados a conocer oficialmente este viernes.

Los partidarios del Brexit llegaron a los 17.410.742 votos, con un 51,9% de las preferencias, mientras que los votantes por la permanencia en la UE llegaron a 16,141,241, representando el 48.1%.

Anteriormente la BBC, junto a Sky e ITV, confirmaban la tendencia de la salida de la UE y que hundió a la libra en los mercados.

“Día de la independencia”, escribió el líder antieuropeísta británico Nigel Farage, mientras que el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, afirmó que es “un día triste para Europa y el Reino Unido”.

Nunca en la historia de la UE un gran país había abandonado el proyecto que nació en los años 1950.

La participación fue de 72,2%, según datos oficiales.

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El dólar cayó en Asia por debajo de los 100 yenes, por primera vez en varios años. La libra esterlina cae a 1,34 dólares por unidad, su nivel más bajo respecto al billete verde en tres décadas, según la agencia Bloomberg.

Las casas de apuestas, toda una tradición británica, cambiaron brutalmente de rumbo y tras haber llegado a indicar un 90% en favor de la permanencia, dieron en plena madrugada en torno a un 60% de probabilidades para el denominado ‘Brexit’, es decir, la salida del bloque.

Un país dividido en dos

Escocia, las grandes ciudades, los pequeños territorios como Gibraltar o las islas convertidas hace décadas en paraísos fiscales, daban una clara tendencia favorable a la permanencia, incluso con dígitos más elevados de lo que se esperaba.

Pero lo mismo sucedía con regiones enteras del centro y el sur de Inglaterra, que arrojaban resultados rotundamente antieuropeístas, superiores en movilización.

Londres marcaba un claro rumbo europeísta, y lo mismo sucedía con Glasgow, Aberdeen y Liverpool. Pero en ciudades como Newcastle ese resultado era muy ajustado: 50% a favor, 49% en contra.

Sunderland, una región claramente euroescéptica, fue una de las primeras en dar un baño de agua fría a los eurófilos al darles menos apoyo todavía de lo esperado: 61% en contra, 38% a favor de la UE.

Frente a los territorios que se han beneficiado de décadas de apertura al mundo, localidades de tradición obrera y puertos pesqueros daban un rotundo ‘no’ al statu quo y apostaban por romper los vínculos de más de 40 años con la UE.

Al arrancar la noche, dos sondeos, de YouGov e Ipsos-Mori, daban una ventaja al campo europeísta, de 52%-48% y de 54%-46% respectivamente, que luego quedaron superados por los acontecimientos.

Escocia, donde ganó la permanencia, ve su futuro como “parte de la UE” adelantó ya Nicola Sturgeon, la jefa del gobierno regional escocés.

Por su parte, el partido republicano Sinn Fein reclamó un referéndum en Irlanda del Norte para unirse a Irlanda.

“Tenemos esta situación en que el norte está siendo arrastrado fuera (de la UE) por el resultado de Inglaterra… En el Sinn Fein presionaremos por nuestra demanda de hace tiempo, un referéndum”, dijo el presidente del Sinn Fein, Declan Kearney.

Al gobierno británico se le abren así tres frentes: uno con sus socios europeos, con los que tendrá que negociar los términos de la salida del bloque, y otros dos internos con Escocia e Irlanda del Norte.

La situación en el Úlster es especialmente delicada, porque la restauración de una frontera con el vecino europeo, Irlanda, podría hacer saltar por los aires el proceso de paz.

Londres comenzará ahora complicadas negociaciones con la UE, que podrían extenderse dos años, y en las que se decidirían las condiciones de acceso al mercado único.

Efectos sísmicos

A pesar de su desafiante campaña, los euroescépticos estaban confrontados a sus propios retos. Una salida de la UE atizaría previsiblemente las demandas de los independentistas escoceses y de los republicanos norirlandeses. Y dejaría en territorio desconocido a millones de inmigrantes europeos en el Reino Unido y de británicos en la UE.

“El referéndum lo que indica, salga lo que salga (…) es que algo estamos haciendo mal” en la UE, reconoció el ministro español de Asuntos Exteriores saliente, José Manuel García Margallo.

Alentados por la victoria del Brexit, los líderes ultraderechistas de Francia y Holanda, Marine Le Pen y Geert Wilders, pidieron un referéndum sobre la UE en sus respectivos países.