El miércoles pasado entré a una cafetería de la universidad y un alumno me abordó en la entrada: ¡Hola, profesor! ¿Cómo está? –me dijo. Cuando empecé a formular el automático “Muy bien y tú”, me interrumpió con una pregunta: ¿Ha visto la serie “13 Reasons Why“, de Netflix? –le contesté que no, pero él no se conformó con eso e insistió con un tono casi enérgico: ¡Profesor, véala! Se va a sorprender… aborda un montón de temas para discutir, como la homosexualidad, el bullying y… el suicidio -esta última palabra la pronunció con cierto recelo- ¡Ok! ¡La revisaré! –prometí al despedirme.

Al día siguiente decidí darle una oportunidad y vi el primer episodio. Cuando terminó, me dije: “No es tan mala para ser un drama para adolescentes”. Luego terminé el segundo y declaré: “Definitivamente no es mala”. Después del tercero la serie me agarró del cuello y no me soltó hasta el último capítulo, donde morí (metafóricamente) asfixiado. Ahora, posteriormente a mi resurrección, creo estar en condiciones de dar algunas “razones” para ver este nuevo fenómeno televisivo.

13 reasons why: la fuerte serie juvenil de Netflix y Selena Gómez que todos deberían ver
Dylan Minnette y Christian Navarro en “13 reasons why” | Netflix

Una de mis debilidades como espectador es el quiebre de la linealidad, y más aún cuando esta transgresión se aplica en una historia aparentemente convencional: ¿qué más simple que un grupo de adolescentes mostrando el consabido y arduo proceso de maduración? Una premisa cursi con aires de “Dawson Crece”, “Glee” o “The O.C”. Sin embargo, ese telón de fondo no es más que una máscara, y lo que hay detrás de ella es el horror en estado puro.

La serie se narra a través de dos planos: presente y pasado que se imbrican para reconstruir la historia del suicidio de la joven Hannah Baker (Katherine Langford), papel que afortunadamente rechazó Selena Gomez. El punto de unión entre ambas secuencias es Clay Jensen (Dylan Minnette), protagonista de la historia y quien sufre de manera más significativa la pérdida de la muchacha. Cada capítulo es la reproducción de una de las 13 grabaciones que la suicida deja a sus compañeros, en donde los responsabiliza por su muerte. La estrategia del guion, más que ir develando progresivamente el misterio que encierra el desenlace fatal, es mostrar el intrincado mundo interior de los adolescentes y su incapacidad de sobrellevar situaciones tan complejas como el duelo, la marginalidad o el deseo.

Selena Gómez junto a los protagonistas de "13 reasons why" | Instagram
Selena Gómez junto a los protagonistas de “13 reasons why” | Instagram

La serie se vale de ciertos recursos bastante utilizados por otras ficciones que comparten el mismo referente, por ejemplo, el cine slasher, en donde un grupo de jóvenes es acechado por un asesino enmascarado lejos del resguardo de sus padres. Los personajes son castigados uno por mantener relaciones sexuales, consumir drogas o cualquier otro comportamiento inadecuado para las instituciones normativas. En este tipo de cine (“Halloween”, “Viernes 13”, “Pesadilla en Elm Street” y sus innumerables continuaciones) el papel protagónico recae en la chica virginal, estudiosa y bella (y muchas veces insoportable por estas mismas cualidades) y el antagónico en el asesino, un monstruo despiadado que paradójicamente representa una imagen moral aleccionadora. Ambas figuras se enfrentan al final de la película; por supuesto el asesino es derrotado (o, mejor dicho, reprimido) y la chica aburrida experimenta un proceso de maduración.

Sin embargo, “13 Reasons Why” se burla de esa fórmula al situar los mismos estereotipos en un escenario descarnadamente realista. En este caso, la final girl no enfrenta al Monstruo, sucumbe ante él y no experimenta ningún tipo de aprendizaje más que la destrucción y el vacío. En otras palabras, el golpe bajo que nos da Brian Yorkey y compañía, es recordarnos que nuestra identidad no es más que una construcción externa, un reflejo de lo que “otros” dicen de nosotros. En el caso metafórico de Hannah Beker es la cosificación, la transformación paulatina de un concepto: “el mejor trasero de segundo año” o “la zorra fácil”; en resumen, este drama se posiciona como una oda descarnada a la deshumanización y al interminable juego de apariencias que nos definen como sociedad. Las porristas, los atletas, los nerds, no son más que eso, estereotipos, pero en “13 Reasons Why” adquieren un matiz distinto, pues se saca a flote no solo las “razones” por las cuales la protagonista se quieta la vida, sino también los motivos por los que estos estereotipos son lo que son.

13 reasons why | Netflix
13 reasons why | Netflix

Sin tomar en consideración los clichés puestos ahí forzadamente para satisfacer a la audiencia mayoritariamente “joven”, el impacto visual está ligado a la acertada conexión emocional que logramos establecer con los personajes, quienes desnudan sus miedos e inseguridades, convirtiéndose todos en víctimas de un entorno pervertido; entorno que compartimos muy a nuestro pesar. Por ese motivo, ver la escena del suicidio de Hannah en el último capítulo (probablemente la secuencia más terrible que he presenciado hasta ahora en la pantalla chica) resulta ser una experiencia perturbadora, y más aún la reacción de los padres al encontrar el cadáver de su hija en la bañera: errática y dolorosa. Sin más, “13 Reasons Why” es un balde de agua fría; una emocionante fábula sobre la vida cotidiana y sus rincones más oscuros.

Recomendaciones

Serie. “Scream” (serie de televisión), de Jill Blotevogel. Una versión actual del clásico slasher noventero, bastante eficaz y ágil en su formato. Actuaciones mediocres y un guion predecible, pero se compensa con los giros divertidos y el siempre buen exceso de sangre. MTV-Netflix.

Documental. “Audrie & Daisy”, de Audrie Pott y Daisy Coleman. El documental se centra en el bullying digital y acoso sexual que sufrieron dos adolescentes en USA hace 5 años. Su lenguaje es descarnado y nos adentra en el infierno que vivieron ellas y sus familias, junto con el tortuoso proceso de superación. Una de las jóvenes se suicidó. Netflix.

Película. “It Follows” (Te sigue), de David Robert Mitchell. Probablemente la mejor cinta de terror adolescente jamás realizada. Luego te tener relaciones sexuales con un atractivo joven, una chica es acosada por fantasmas vengativos. Magnífica, no solo por el argumento sobrenatural, sino también por la representación simbólica de la culpa. Netflix.