La tarde de este lunes, Estados Unidos lanzó un llamado a la reconciliación en Egipto y dijo que continuan analizando el futuro de la ayuda que suministra al país, aunque reconoció que su capacidad de influencia era “limitada”.

“La violencia debe cesar, el estado de emergencia debe ser levantado”, declaró el secretario de Defensa, Chuck Hagel. Precisó que “todos los aspectos” de la cooperación con El Cairo estaban siendo evaluados.

Desde el derrocamiento del presidente islamista, Mohamed Mursi el 3 de julio, Hagel habló unas 15 veces con el hombre fuerte del régimen, el general Abdel Fattah al-Sissi, y repitió sin éxito el mismo mensaje. En una confesión de impotencia, admitió este lunes: “nuestra capacidad de influir en los acontecimientos es limitada. Es el pueblo egipcio el que debe actuar”.

Además, Hagel dio a entender que era previsible el mantenimiento de la cooperación con El Cairo, a causa de las negociaciones de paz israelo-palestinas. Esas negociaciones se reanudaron luegos de tres años y El Cairo puede jugar un papel decisivo en ellas.

“Tenemos intereses en Medio Oriente, intereses que incluyen, esperamos, algunos progresos en una solución israelo-palestina. Por eso seguimos trabajando con el gobierno interino y el Ejército egipcios”, puntualizó Hagel.

Desde que comenzó la represión la semana pasada, la administración del presidente Barack Obama es presionada para que revise la ayuda a Egipto, que se eleva a 1.550 millones de dólares anuales, de los cuales 1.300 millones son ayuda militar y 250 millones de ayuda económica.

El portavoz adjunto de la Casa Blanca, Josh Earnest recordó que “el presidente ha pedido a todos los ministerios y organismos gubernamentales involucrados que revisen la ayuda que suministran al gobierno egicpcio”.

“Este examen está en curso y se realiza a la luz de las medidas tomadas por el gobierno interino. Tendrá, pues, consecuencias”, dijo Earnest, en momentos en que la represión contra los partidarios de Mursi dejó hasta ahora cerca de 900 muertos en seis días, la gran mayoría manifestantes.

La espiral de violencia se aceleró: 25 policías y 37 presos islamistas muertos en menos de 24 horas. El lunes el departamento de Estado se dijo “profundamente consternado por las sospechosas muertes de detenidos de los Hermanos Musulmanes”.

“Semejante violencia no debe tener lugar en Egipto”, aseguró la portavoz del departamento de Estado, Jennifer Psaki. Obama ya había anunciado el jueves la anulación de ejercicios conjuntos entre militares de Estados Unidos y Egipto, y que Washington había postergado la entrega de cuatro aviones de combate F-16 a las Fuerzas Armadas egipcias. Tras esa medida, Washington evaluará la oportunidad de mantener o suspender la entrega de helicópteros de ataque, reconoció Hagel.

En reacción a una decisión de la justicia egipcia favorable al ex presidente Hosni Mubarak, Earnest opinó que se trataba de un “asunto interno egipcio”. Desplazado del poder a principios de 2011 por una revuelta popular, Mubarak fue puesto en libertad condicional a la espera de un juicio en un caso de corrupción, pero sigue detenido por otro cargo. Earnest repitió, en cambio, la posición estadounidense de que “las detenciones por motivos políticos en Egipto deben cesar, y que eso incluye al ex presidente Mursi”.