La Tragedia del Itata: crónica del mayor naufragio en la historia de Chile

Blog La Tragedia del Itata (C)
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92 años del mayor naufragio de la historia naval de Chile se cumplieron el pasado 28 de agosto, cuando nuevamente se conmemoró el aniversario de la poco conocida ‘tragedia del Itata’.

En total, 374 personas perdieron la vida producto del accidenten marítimo protagonizado por el histórico vapor Itata, una embarcación que que perteneció a la Compañía Sudamericana de Vapores y participó activamente de la Guerra del Pacífico y la Revolución de 1891.

Pero su función no era precisamente contribuir a campañas militares, sino que trasladar insumos y, sobre todo, pasajeros, los cuales durante los viajes eran segmentados según clase como cualquier otro crucero de la época.

Uno de sus tantos trayectos tuvo lugar el 28 de agosto de 1922, y ese periplo, con escenario en la Cuarta Región del país, terminaría por ser el último del navío y de cientos de compatriotas que esperaban recalar en la zona norte para integrarse a las faenas salitreras.

El naufragio

Según el relato, al rededor de las 11 de la mañana de la fecha sindicada, zarpó del puerto de Coquimbo el vapor Itata con dirección a Antofagasta y Tarapacá. No obstante, en cosa de pocas horas, el tiempo y la rudeza del mar no permitieron que la nave prosiguiera con su camino.

En cosa de minutos, una vez desatada la catástrofe, el multiuso y querido Itata finalmente naufragó, a poco de avanzado. De sus personas abordo, sólo 26 consiguieron mantenerse con vida y acercarse a la costa.

Su primer contacto con tierra, después de mucho flotar y remar con lo que se tuviera a mano, fue en la playa Los Choros, al norte de la región de Coquimbo. Allí, hasta el día de hoy, se encuentra instalado un monolito que recuerda a las víctimas del naufragio.

Al rescate de la memoria

Blog La Tragedia del Itata (C)

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“Llama la atención que la fecha de su naufragio pasó completamente desapercibida en los medios, incluso es muy poco lo que se recuerda, pero la historia es muy dramática por la cantidad de personas que fallecieron. Las familias que viajaban al norte eran de la zona, que viajaban a buscar un mejor horizonte en la industria del salitre. Hay una historia social detrás”, comentó durante el pasado aniversario al tradicional diario serenense El Día Ricardo Bordones, sociólogo de la Universidad Católica del Norte.

El profesional es uno de los investigadores que desarrolló el proyecto ‘La catástrofe del Itata’; un libro que entrega sin matiz la historia que escribió en 1922 uno de uno de los sobrevivientes del fatídico evento.

Se trata de las anotaciones de un periodista de la época, que ocupaba el seudónimo de ‘Jorge G’, quien detalló en extenso el dramático proceso de supervivencia. El texto estuvo extraviado por 90 años y su descubrimiento es uno de los hitos más relevantes dentro del plan de rescate de la memoria del naufragio.

“Es un libro increíble, que es el testimonio en primera persona de un sobreviviente del Itata, un periodista. Narra desde que se embarca en La Serena en tren, llega hasta el puerto de Coquimbo. Se embarca en el Itata y va narrando con muchos detalles. Es una crónica de cómo el Itata enfrenta el mal tiempo y cómo se hunde. Y cuenta cómo él logró salvarse gracias a un vacuno y llegar a la playa en unos maderos”, recuerda Bordones en conversación con el periódico.

Ahora, los participantes de la iniciativa histórica-cultural aspiran a la confección de un documental que escudriñe en los últimos momentos del vapor Itata y sus ocupantes perecidos. Para ello, esperan poder rescatar los restos del acorazado, que se encuentran en las profundidades del océano.

¿Con qué intención? Con la finalidad de estructurar un museo dedicado a esta desapercibida noticia, que pareciera, a 92 años de registrarse, aún no llegar a todo el territorio nacional.

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92 años del mayor naufragio de la historia naval de Chile se cumplieron el pasado 28 de agosto, cuando nuevamente se conmemoró el aniversario de la poco conocida ‘tragedia del Itata’.

En total, 374 personas perdieron la vida producto del accidenten marítimo protagonizado por el histórico vapor Itata, una embarcación que que perteneció a la Compañía Sudamericana de Vapores y participó activamente de la Guerra del Pacífico y la Revolución de 1891.

Pero su función no era precisamente contribuir a campañas militares, sino que trasladar insumos y, sobre todo, pasajeros, los cuales durante los viajes eran segmentados según clase como cualquier otro crucero de la época.

Uno de sus tantos trayectos tuvo lugar el 28 de agosto de 1922, y ese periplo, con escenario en la Cuarta Región del país, terminaría por ser el último del navío y de cientos de compatriotas que esperaban recalar en la zona norte para integrarse a las faenas salitreras.

El naufragio

Según el relato, al rededor de las 11 de la mañana de la fecha sindicada, zarpó del puerto de Coquimbo el vapor Itata con dirección a Antofagasta y Tarapacá. No obstante, en cosa de pocas horas, el tiempo y la rudeza del mar no permitieron que la nave prosiguiera con su camino.

En cosa de minutos, una vez desatada la catástrofe, el multiuso y querido Itata finalmente naufragó, a poco de avanzado. De sus personas abordo, sólo 26 consiguieron mantenerse con vida y acercarse a la costa.

Su primer contacto con tierra, después de mucho flotar y remar con lo que se tuviera a mano, fue en la playa Los Choros, al norte de la región de Coquimbo. Allí, hasta el día de hoy, se encuentra instalado un monolito que recuerda a las víctimas del naufragio.

Al rescate de la memoria

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“Llama la atención que la fecha de su naufragio pasó completamente desapercibida en los medios, incluso es muy poco lo que se recuerda, pero la historia es muy dramática por la cantidad de personas que fallecieron. Las familias que viajaban al norte eran de la zona, que viajaban a buscar un mejor horizonte en la industria del salitre. Hay una historia social detrás”, comentó durante el pasado aniversario al tradicional diario serenense El Día Ricardo Bordones, sociólogo de la Universidad Católica del Norte.

El profesional es uno de los investigadores que desarrolló el proyecto ‘La catástrofe del Itata’; un libro que entrega sin matiz la historia que escribió en 1922 uno de uno de los sobrevivientes del fatídico evento.

Se trata de las anotaciones de un periodista de la época, que ocupaba el seudónimo de ‘Jorge G’, quien detalló en extenso el dramático proceso de supervivencia. El texto estuvo extraviado por 90 años y su descubrimiento es uno de los hitos más relevantes dentro del plan de rescate de la memoria del naufragio.

“Es un libro increíble, que es el testimonio en primera persona de un sobreviviente del Itata, un periodista. Narra desde que se embarca en La Serena en tren, llega hasta el puerto de Coquimbo. Se embarca en el Itata y va narrando con muchos detalles. Es una crónica de cómo el Itata enfrenta el mal tiempo y cómo se hunde. Y cuenta cómo él logró salvarse gracias a un vacuno y llegar a la playa en unos maderos”, recuerda Bordones en conversación con el periódico.

Ahora, los participantes de la iniciativa histórica-cultural aspiran a la confección de un documental que escudriñe en los últimos momentos del vapor Itata y sus ocupantes perecidos. Para ello, esperan poder rescatar los restos del acorazado, que se encuentran en las profundidades del océano.

¿Con qué intención? Con la finalidad de estructurar un museo dedicado a esta desapercibida noticia, que pareciera, a 92 años de registrarse, aún no llegar a todo el territorio nacional.