La historia biblíca señala que Moisés fue un hombre al que Dios encomendó la tarea de liberar al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto.

En este contexto, el libro del Éxodo señala que Moisés guió a los israelitas para sacarlos de Egipto, pero en un momento se vieron atrapados entre el ejército de ese país y el Mar Rojo. En ese instante, por mediación de Moisés, Dios dividió las aguas y los hebreos pudieron cruzar el torrente. Los egipcios los siguieron, pero se ahogaron porque el curso volvió a la normalidad en cuanto los israelitas terminaron su camino.

Basándose en esta conocida leyenda, en 2010 investigadores del Centro Nacional para Investigación Atmosférica de Estados Unidos, se propusieron determinar si un fenómeno cómo éste podría tener una explicación científica.

Para ello, los expertos realizaron una simulación virtual que les permitió concluir que el viento pudo ser el responsable de la abertura de las aguas.

“Las simulaciones encajan bastante con el relato”, manifestó Carl Drews, director del estudio.

Según la cadena británica BBC, “los investigadores creen que un viento fuerte del este de unos 101 kms/h pudo soplar durante la noche, haciendo retroceder las aguas en una curva en la que se cree que un antiguo río se fundió con una laguna costera”.

De este modo, se habría formado una especie de franja de tierra -de unos 3 kilómetros de largo por 4,5 de ancho- que habría quedado expuesto por 4 horas, permitiendo pasar a los hebreos. Cuando el viento perdió intensidad, el cauce de unos 2 metros de profundidad volvió a su normalidad y ese espacio quedó cubierto por el agua.

“Un grupo de refugiados podría entonces cruzar, y una vez que detenido el viento el agua se uniría velozmente, atrapando a cualquier perseguidor”, dijo Drews.

En palabras del investigador, “La separación de las aguas puede entenderse mediante dinámica de fluidos. Los vientos mueven el agua de una forma acorde a las leyes de la física, creando un pasaje seguro con agua a ambos lados y luego permitiendo abruptamente al agua volver”.

“Así que ahora hay evidencia científica para una historia de 3.000 años que vimos en el cine o leímos en libros, y eso es muy emocionante”, indicó el investigador en declaraciones recogidas por la revista Muy Interesante.

Para llegar a estas conclusiones, los autores centraron su análisis en la zona este del Delta del Nilo, en el punto arqueológico llamado Tell Kedua. Allí un brazo del Nilo se habría unido con una laguna costera, formando una ‘U’, según los científicos. Para la simulación, se usaron imágenes satelitales y se adaptó el terreno a cómo era supuestamente hace 3 milenios.