La práctica de compartir imágenes de niños en redes sociales se ha masificado, y los peligros ligado a ello son varios. Por ende, expertos en el área explican los riesgos detrás.

¿Has oído hablar del sharenting? Este concepto se traduce en el hábito de compartir fotos de niños (ya sean hijos, familiares o cualquier menor de edad) a través de redes sociales. Esta práctica conlleva un peligro considerable: sus fotografías podrían caer en manos equivocadas.

Investigadores de la Universidad Oberta de Catalunya estudiaron el perfil de detenidos por pornografía y se descubrieron datos alarmantes: El 73% de las imágenes que fueron descubiertas en los archivos de pedófilos españoles eran fotografías y videos no sexualizados compartidos en redes sociales, detalla un artículo de la Universidad de Chile.

Lamentablemente, la principal fuente de estas publicaciones fueron familiares (o cuidadores), así como niños, niñas y adolescentes que postean sus propias fotografías y/o las de sus amigos en redes, detalla la casa de estudios.

Los peligros de compartir fotos de niños en redes

“Al publicar imágenes de nuestro hijos en las redes sociales, estas pueden ser visualizadas por pedófilos“, comentó el subprefecto Roberto Arriagada de la Brigada Investigadora del Cibercrimen de la Policía de Investigaciones (PDI) a la Universidad.

El peligro de esta acción es que las fotografías compartidas pueden ser almacenadas e incluso distribuidas en redes de pedofilia, o peor aún; puede incitar a que el pedófilo cree un perfil falso para intentar tomar contacto con el niño, niña o adolescente, agrega Arriagada.

Por otro lado, la investigadora y especialista en ciberseguridad y datos personales de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, Michelle Bordachar, enfatiza en que a los pedófilos se les facilita acceder a dichas fotografías pues circulan sin tantas restricciones en la web.

Según Internet Watch Foundation, los contenidos asociados a abuso sexual infantil se han incrementado un 1.815% en menos de 10 años.

“Los niños tienen derecho a la protección de su imagen, con independencia de si su uso se da en el mundo físico o digital”, manifiesta Bordachar.

“La imagen de una persona es un dato personal y, en tanto dato personal, solo puede ser tratado (usado) con el consentimiento de su titular (en este caso al ser menor de edad, sería el de sus padres, en principio) o de la ley”, dijo la especialista a la Universidad de Chile.

“Si el tercero que usa la imagen no tiene una ley que le autorice a usar esa imagen o no ha sido autorizado para ello por la persona dueña de la imagen, entonces está haciendo un tratamiento ilegal de datos personales”, añade la académica.