Pese a tener becas y un empleo para costear su doctorado, la profesora no tuvo otra opción más que vivir en el exterior debido al alto valor del alquiler.

Una cruda confesión reveló la profesora estadounidense Aimée Lê. Durante dos años, mientras realizaba sus estudios de doctorado en Reino Unido, decidió vivir en una carpa para sobrevivir. Una situación que sus alumnos nunca supieron.

Pese a tener un trabajo estable como maestra, su baja remuneración no le permitió pagar el elevado precio del arriendo durante su tercer año de doctorado en el Royal Holloway de la Universidad de Londres. Por lo que Lê tomó la drástica decisión de vivir al aire libre como última alternativa para disminuir sus gastos.

“Hacía frío. Hubo días en los que recuerdo que me desperté y mi tienda estaba rodeada de nieve. Cuando no estaba haciendo mi doctorado u otro trabajo, estaba aprendiendo a cortar leña o encender fuego ”, recuerda Lê.

Los estudios superiores en Reino Unido forman parte de un sector poco formalizado de su economía. Para muchos estudiantes representa un elevado costo y un esfuerzo mayor para terminar su educación.

La profesional realizó su doctorado sobre grupos étnicos minoritarios en la literatura estadounidense. Durante tres años recibió una beca anual de 16.000 libras esterlinas – 17 millones de pesos aproximadamente-, incluido su empleo y otras ayudas.

Sin embargo, los pagos a la universidad eran muy elevados debido a su estatus de estudiante internacional, por lo que sumado el alza de su alquiler, no le quedó más alternativa que vivir en una carpa.

Según relata el diario británico The Guardian, la maestra de ingles guardó sus libros en la oficina del postgrado y tomó duchas en los baños de la universidad.

Aimée Lê no quiso preocupar a sus padres, así que nunca les contó sobre la precaria condición en la que vivía. En su lugar les dijo que se alojaba en una en una granja ecológica. Tampoco comentó nada a la universidad o a sus estudiantes, confesó que “vivía una doble vida” para no dañar su reputación como profesional.

“Creo que los estudiantes tenían todas las expectativas de que recibiera un salario por mi trabajo. Creo que eso es lo que asumen los estudiantes de todas partes: que somos profesores con contratos adecuados. Les dije que ese no era el caso, pero pensé que decirles que vivía en el exterior era un paso demasiado lejos”, explicó la profesora.

Durante las noches en su carpa, la maestra estaba convencida que “la recompensa de la estabilidad” llegaría después de su doctorado. Sin embargo, aún se encuentra en una situación laboral compleja, pesé a haber terminado con éxito sus estudios en 2018.

Actualmente la profesional vive con sus padres y sigue en búsqueda de un trabajo estable. “No sé qué va a pasar. He tenido muchas entrevistas, incluida una en Cambridge recientemente, pero comencé a buscar en abril cuando todavía estaba empleada. Me siento muy nerviosa “, contó Aimée Lê.