Dentro de los nombres que destacan en el proceso de la Independencia de Chile, uno de los más llamativos es el de Francisca Javiera de la Carrera y Verdugo, ​​más conocida como Javiera Carrera Verdugo.

La hija mayor de Ignacio de la Carrera Cuevas y de Francisca de Paula Verdugo Valdivieso, nacida el 1 de marzo de 1781, ejerció gran influencia sobre sus tres célebres hermanos: Luis, Juan José y José Miguel Carrera Verdugo.

¿Por qué es tan conocida? ¿Cuál fue su rol en este largo proceso? ¿Cómo fueron sus últimos años? En esta nota repasaremos su heroica vida.

Tal como recoge el portal Biografías y Vidas, Javiera recibió una excelente educación, y durante su niñez estuvo rodeada de los hombres más ilustres del país, los que frecuentaban el hogar de su padre.

Se casó con Manuel de la Lastra y Sotta, quién falleció en 1800. Posteriormente se casó en segundas nupcias con Pedro Díaz de Valdés, asesor de la Capitanía General.

De acuerdo al sitio Memoria Chilena, para 1810 Javiera Carrera ya era una figura conocida, siendo el motor patriótico de su familia. Integrante frecuente de las celebraciones realistas, era usual que asistiera a los eventos en honor a los triunfos militares.

Retrato de Javiera Carrera (CC) Wikimedia Commons
Retrato de Javiera Carrera (CC) Wikimedia Commons

No sólo ayudaba a esconder soldados en su casa, sino que además estaba a cargo de recibir en la madrugada las carretas de los huasos que llegaban cargadas de armas, las que posteriormente serían repartidas en la ciudad.

Su imagen fue tan importante en aquella época, que incluso se dice que los revolucionarios utilizaron la frase “Viva Panchita” como clave.

Javiera no sólo era admirada por su belleza, sino que también por su carácter, demostrando ser una persona sumamente astuta.

Apoyó a sus hermanos José Miguel, Juan José y Luis, hasta convertirlos en su ambición.

Maria Graham, viajera y escritora inglesa, describe a Javiera diciendo: “La hermana de José Miguel aspiraba a hacer de él un Napoleón, arrancándolo de la aturdida y borrascosa vida de joven calavera y dirigiéndolo hacia las metas del poder y la gloria”.

Otro de los simbolismos por los que su figura trascendió, es porque fue quien habría bordado la bandera de la Patria Vieja, la que fue izada por primera vez en julio de 1812.

Bandera de la Patria Vieja (1812-1814)
Bandera de la Patria Vieja (1812-1814)

Cabe señalar que así como tenía partidarios, también tenía detractores. Su relación con Bernardo O’Higgins fue bastante crítica, lo que se refleja en el apodo con el que ella se refería a él: “Huacho Riquelme”, en alusión a su condición de hijo ilegítimo.

Además sentía rencor hacia personajes como José de San Martín, Toribio de Luzuriaga, Juan Martín de Pueyrredón, Tomás Godoy Cruz y a los Larraín, entre otros, debido a que los consideraba como los culpables de la caída política, social y económica de su familia.

Luego de la batalla de Rancagua de 1814, que puso fin a la llamada Patria Vieja chilena, Javiera dejó a su esposo e hijos y se autoexilió a Argentina, junto a sus hermanos. En ese país, durante años, vivieron en la miseria.

Luis y Juan José Carrera fueron detenidos en 1817 y ejecutados el 8 de abril de 1818, mientras que José Miguel fue ejecutado en 1821. “Javiera estuvo al borde de la locura”, menciona Memoria Chilena.

Recién en 1824 regresó a Chile, luego que Bernardo O’Higgins abdicara al poder. Desde entonces vivió confinada en su hacienda de El Monte, dedicada a labores domésticas y obras de caridad.

Murió el 20 de agosto de 1862, a la edad de 80 años, dejando un imborrable legado en la historia de Chile como república independiente.

Busto de Javiera Carrera en el Cerro Santa Lucía, Santiago (CC) Wikimedia Commons
Busto de Javiera Carrera en el Cerro Santa Lucía, Santiago (CC) Wikimedia Commons

“La verdad es que hay varias crónicas que hacen una alusión bien directa al hecho que la familia de ‘Los Carrera’ es un matriarcado”, comentó en conversación con BioBioChile el Dr. Andrés Medina Aravena, académico el Departamento de Historia y Geografía de la Universidad Católica de la Santísima Concepción.

“Don Ignacio de la Carrera es un hombre ya de años, nunca se ha hecho alusión a la madre del núcleo familiar, pero lo que sí se ha señalado varias veces, es que doña Javiera es la voluntad tras el brazo armado de los hermanos”, agregó.

“En otras palabras, se ha señalado de forma reiterada que ella es una mujer que tiene una opinión política, la cual trasladó incluso al enviado del gobierno norteamericano de la época, Joel Roberts Poinsett, quién habría sido un visitante asiduo de la casa de doña Javiera Carrera, y se ha señalado que probablemente en dicha casa se elaboró, se redactó el reglamento constitucional de 1812, que ya estaba mostrando con mucha claridad, una voluntad de independizarse”, prosiguió.

“Y detrás de toda esta maniobra, de todo esto que significó juntas y reuniones, se ha señalado que está la mano de doña Javiera Carrera, y eso es muy notorio después, cuando ella tiene que reemplazar a la voz de los Carrera cuando son fusilados los tres hermanos. Es ella la que queda como portavoz de la familia en definitiva, y la que va a plantear la posición muy potente, muy radical, a lo que significaba O’Higgins”, enfatizó.

¿Podríamos decir que es una de las mujeres más importantes de la historia chilena?

“Así es. En términos políticos sí, porque la familia Carrera va a tener un rol relevante. Se ha mencionado en algunas ocasiones a otras mujeres, como Paula Jaraquemada, que también mostró ciertos gestos de gallardía y de resistencia a lo que era la reconquista española, pero la verdad de las cosas es que ella no tuvo el relieve familiar, no tuvo el entorno de una familia que manda. Y la familia que manda a partir de 1812 es la familia Carrera”, expuso.

El académico recordó además un gesto sumamente simbólico realizado por Javiera Carrera en el primer aniversario de la Primera Junta Nacional de Gobierno (1810).

“Esa élite de Santiago conmemoró el aniversario con un baile y una recepción o cóctel, como lo llamaríamos ahora, en el cual hay una descripción muy clara de un gesto que fue mostrado por doña Javiera Carrera”, añadió.

Según explicó el historiador, la hermana de José Miguel Carrera apareció con un peine en su cabello con una cadena de la cual colgaba una corona.

“Ese símbolo se ha tratado de leer como el concepto de la corona caída. Ese símbolo de la corona colgando, es un ejemplo de la idea de los Carrera de que hay que romper con Fernando VII y la dinastía de Borbón”, sentenció el profesor.