Este sábado 6 de septiembre se realizará el cambio de hora en gran parte de Chile, que permitirá pasar al horario de verano.
Si bien se trata de un momento del año que es esperado por muchas personas, debido al aumento de horas de luz en el día, el cambio puede afectar al ciclo cicardiano, que es un sistema interno del cuerpo que regula el sueño y la vigilia.
En ese sentido, para quienes sea más dificultoso adaptarse, puede resultar clave tomar algunas medidas para que tenga un menor impacto en sus vidas.
Cuándo y cómo es el cambio de hora
Esta modificación está agendada para realizarse en casi todo el territorio nacional el próximo sábado 6 de septiembre, cuando el reloj se adelante 60 minutos.
En pocas palabras: cuando sean las 23:59 del sábado, en lugar de pasar a las 00:00 del domingo, se adelantarán los relojes para que sean las 01:00.
En Rapa Nui y la isla Salas y Gómez, el cambio se llevará a cabo a las 22:00 horas del sábado 6 de septiembre, para pasar a las 23:00.
Sin embargo, por decreto oficial la medida no será aplicada en las regiones de Aysén y Magallanes y la Antártica Chilena, ya que ambas cuentan con horario de verano permanente.
Qué efectos puede traer y qué hacer al respecto
Theresa Schnorbach, psicóloga y especialista en técnicas e higiene del sueño de Colchón Emma, asegura que muchas personas pueden experimentar somnolencia diurna, falta de concentración o irritabilidad durante los días posteriores al cambio.
La experta sostuvo a través de un comunicado que estos efectos se producen porque la alteración horaria desajusta la producción de melatonina, la hormona del sueño, dificultando conciliar el descanso y provocar despertares nocturnos más frecuentes, sobre todo en niños y adultos mayores, quienes son especialmente sensibles a las variaciones en los hábitos de sueño.
“Dormir bien durante el cambio de hora es posible si se incorporan rutinas sencillas. Lo importante es preparar al cuerpo con pequeños ajustes para que el impacto no sea tan brusco”, señala Schnorbach.
En ese contexto, la especialista recomendó adelantar o atrasar la hora de dormir de manera gradual en los días previos, evitar el uso de pantallas antes de acostarse y exponerse a la luz natural por la mañana.
Por su parte, Daniela Wachholtz, terapeuta ocupacional y académica de la Universidad de los Andes, enfatizó en el desbalance que el cambio de hora puede acarrear para los niños. Por ello es que sugiere a los adultos apoyen la transición, así como:
• Utilizar refuerzos del ambiente para ayudar a conciliar el sueño, como oscurecer los ambientes donde se debe dormir, en el caso de que sean sensibles a la luz.
• Acompañar con la disminución de estímulos visuales al menos 45 minutos antes de ir a dormir para entregar un mejor ajuste del cuerpo a la actividad de dormir.
• Modificar la ingesta de las comidas para que la rutina completa responda a un cambio de esquema y horarios.
• Integrar elementos relajantes como un baño o una actividad tranquila antes de pasar a la cama, como lectura, de manera de bajar los niveles de actividad y entregar una señal al cuerpo desde lo que se está realizando previo a dormir.