El 1 de diciembre de 2025, se incorporó al Plan de Garantías Explícitas en Salud (GES) un tratamiento farmacológico para enfrentar la cirrosis hepática.
Se trata del “Tratamiento Farmacológico tras alta hospitalaria por cirrosis hepática”, que junto a las patologías “Cesación del consumo de tabaco para personas mayores de 25 años” y “Tratamiento de hospitalización para menores de 15 años con depresión grave”, totalizaron 90 problemas de salud con cobertura en el sistema.
Respecto a la primera, la subsecretaria de Salud Pública, Andrea Albagli, afirma que “si bien tiene una prevalencia estimada de 2,3%, la cirrosis hepática representa a la segunda causa de mortalidad prematura en Chile“.
Asimismo, señala que esta “afecta a las personas en sus etapas más productivas, lo que tiene implicancias socioeconómicas importantes y también afecta su calidad de vida”.
¿Qué es la cirrosis hepática y cuáles son sus síntomas?
Cuando el hígado sufre una lesión, por consumo de alcohol o causas ligadas a infecciones y enfermedades, el órgano forma tejido cicatricial para recuperarse.
Sin embargo, si estas aumentan su número, entonces surge la cirrosis hepática, una enfermedad crónica que se produce por la formación avanzada de cicatrices en el hígado.
La hepatóloga y jefa de Gastroenterología de Clínica Las Condes, Dra. Leyla Nazal, explicó que en esta afección “el hígado se ha deteriorado hasta un punto en que pierde la capacidad de hacer sus funciones habituales”.
“Muchas veces las personas no se dan cuenta, porque el hígado tiene una gran reserva. Uno puede tener dos tercios del hígado dañados y el tercio restante sigue haciendo el trabajo. Por eso, los primeros diez años de una cirrosis o daño hepático crónico pueden pasar completamente desapercibidos”, complementó.
Lamentablemente, los síntomas de la cirrosis suelen aparecer cuando ya hay un daño grave en el hígado. De hecho, la Dra. Nazal comentó a BioBioChile que “ojalá pudiéramos detectarla antes de que dé síntomas, porque en etapas iniciales prácticamente no da señales“.
Pese a ello, detalló los signos a tener en cuenta. “Si una persona nota un aumento de volumen corporal que no corresponde a lo que está comiendo, si los ojos se ponen amarillos, si la orina se ve como Coca-Cola o si aparecen manchas rojas en la piel tipo arañitas vasculares, eso es motivo para hacerse un chequeo hepático”.
Además, recomendó que las personas con obesidad, triglicéridos altos, diabetes o insulinoresistencia, incluyan un estudio hepático entre sus controles.
Causas de la enfermedad y cómo prevenirla
Usualmente, asociamos esta enfermedad con el alto consumo de alcohol, sin embargo, la hepatóloga aseguró que “no hay que ser alcohólico para tener cirrosis”.
Es así, que la experta afirma que quizás la causa más frecuente en Chile sea el hígado graso o el hígado graso metabólico, asociado con el sobrepeso, la obesidad, la diabetes, la insulinoresistencia y el colesterol alto.
A estas se suman las hepatitis B y C, que se transmiten por vía endovenosa o sexual. “Existen además enfermedades hepáticas autoinmunes, donde el propio organismo genera anticuerpos que atacan al hígado. Y en algunos casos, ciertos fármacos, tóxicos o incluso productos herbales pueden producir hepatitis que terminan en cirrosis. Incluso hay enfermedades congénitas que también pueden llevar a eso”, agregó la jefa de Gastroenterología de Clínica Las Condes.
En cuanto a la prevención, la hepatóloga sugiere no esperar a tener síntomas, “consultar al médico cuando uno está sano” y chequearse de forma preventiva desde los 40 años. A estos consejos recomienda sumar “un estilo de vida saludable, mantener el peso adecuado, controlar la diabetes, el colesterol y los triglicéridos, y evitar el consumo excesivo de alcohol. Si detectamos un hígado graso o un daño hepático temprano, podemos evitar que eso progrese hacia una cirrosis”.
¿Cómo se aborda la enfermedad?
La Dra. Nazal detalló que el tratamiento de la enfermedad tiene dos partes, una que apunta a tratar la causa subyacente y otra que se enfoca en las complicaciones.
“Si la cirrosis es por consumo de alcohol, suspender el alcohol mejora muchísimo el hígado e incluso en algunos casos puede revertir parte del daño. Si es por hígado graso metabólico, tenemos que tratar el sobrepeso, la obesidad, la diabetes o el colesterol para frenar la evolución. Si es por hepatitis virales, la hepatitis B y C tienen tratamiento. Y si es por una hepatitis autoinmune, entonces tratamos la enfermedad autoinmune para evitar que siga avanzando la cirrosis”, explica.
“La segunda parte del tratamiento es manejar las complicaciones. Pueden tener sangrado digestivo por ruptura de várices esofágicas, pueden acumular líquido en el abdomen —que es lo que llamamos ascitis— y ahí usamos diuréticos o hacemos punciones evacuadoras. O pueden presentar encefalopatía hepática, que es un estado de confusión por el mal funcionamiento del hígado, y que también tiene un tratamiento específico”, agregó.
Cómo es el tratamiento para la cirrosis hepática que se sumó a las GES
Ahora bien, el tratamiento farmacológico de la cirrosis hepática que fue incorporado a las GES está vinculado a personas que requirieron hospitalización por descompensación.
La subsecretaria de Salud Pública, Andrea Albagli, mencionó a BioBioChile que el tratamiento “está orientado a prevenir nuevas complicaciones, mejorar calidad de vida y disminuir el riesgo de una nueva hospitalización“.
De esa forma, detalla que el acceso a la prestación ocurre tras recibir el alta hospitalaria por la enfermedad misma o sus complicaciones. “El GES asegura el acceso al tratamiento después del alta y su continuidad una vez iniciado el tratamiento“, profundizó la subsecretaria.
“Además, se establece una garantía de oportunidad que señala que el tratamiento debe iniciarse dentro de los 30 días posteriores a la indicación médica“, agregó.
Para ello incorpora dos prestaciones principales, uno que brinda un tratamiento permanente de entrega mensual a nivel ambulatorio, y otro de especialidad. Podrán encontrarse de la siguiente manera.
• Tratamiento farmacológico ambulatorio en atención primaria o general tras alta hospitalaria por cirrosis hepática.
• Tratamiento farmacológico ambulatorio nivel especialidad tras alta hospitalaria por cirrosis hepática.
Estos podrán aplicarse a beneficiarios de Fonasa e Isapre que fueron hospitalizados y recibieron el alta a partir del 1 de diciembre de 2025, siempre que en su diagnóstico esté consignada la cirrosis hepática o alguna de sus complicaciones.
La subsecretaria Albagli destacó esta integración al sistema, comentando que “la incorporación de este tratamiento en GES implica un avance en la atención de una patología de alta carga de enfermedad en nuestro país“.
“El manejo de la enfermedad implica hospitalizaciones prolongadas, procedimientos complejos, tratamientos farmacológicos costosos e, incluso, requerimiento de trasplante, generando una carga financiera considerable para el sistema de salud“, añadió la autoridad.
Asimismo, explicó que ambos tratamientos farmacológicos GES permiten “abordar precozmente las complicaciones y secuelas” de la cirrosis hepática, complementando que si estas no se tratan de forma adecuada, pueden llegar hasta una insuficiencia y cánceres.
“De esta forma, también, reduce el riesgo de rehospitalización y muerte, y contribuye a disminuir la carga sanitaria y social asociada a la cirrosis hepática en Chile“, concluyó la subsecretaria de Salud Pública, Andrea Albagli.