Los sistemas de pensiones en el mundo varían en función de una serie de factores, incluidos los valores culturales, la estructura económica y las preferencias políticas. Si bien cada modelo tiene sus propias ventajas y desafíos, el objetivo fundamental sigue siendo proporcionar seguridad financiera a los jubilados y garantizar la sostenibilidad del sistema a largo plazo.

En Chile, la agenda legislativa se ha visto marcada por un sinnúmero de proyectos que enfrentan al oficialismo con la oposición, siendo el debate respecto a la reforma de pensiones unos de los que más divide a la clase política, ante la dificultad de determinar cuáles son los sistemas más adecuados de los que existen en el mundo.

Y es que un tema tan delicado, que conlleva el monto al que podrán acceder las personas jubiladas dentro de un tiempo, en medio de un país que se envejece cada vez más, tiene mucho componente ideológico.

Por eso, es bueno conocer cuáles son los diferentes tipos de sistemas de pensiones en el mundo en la actualidad, saber qué países adoptan cada uno y hacia cuál se encamina Chile, en medio de la reforma que busca una imposición extra del 6%, que aún no se determina si se destinará a los fondos individuales o uno solidario.

Cuáles son los diferentes sistemas de pensiones en el mundo

En el panorama global, los sistemas de pensiones varían significativamente en términos de su estructura, financiamiento y beneficios ofrecidos a los trabajadores en su etapa de retiro alrededor del mundo.

Desde sistemas públicos administrados por el Estado hasta esquemas privados basados en cuentas individuales, cada país ha desarrollado su propio enfoque para abordar la seguridad financiera de los jubilados.

Para hacerse una idea, están aquellos donde el trabajador es el único responsable de sus ahorros previsionales, aquellos donde solo el Estado es el que impone, y también los cuales el monto ahorrado es individual, o, por el contrario, se reparte de manera colectiva.

Eso sí, hay que tener claro una cosa. Prácticamente, ningún país utiliza un único modelo, más bien, predomina uno que se mezcla con los demás y que reciben el nombre de pilares.

1. Sistema de reparto de pensiones

El sistema de reparto, también conocido como sistema de pensiones de reparto o de reparto solidario, es un enfoque donde las contribuciones de los trabajadores en activo se utilizan para financiar las pensiones de los jubilados actuales.

Según documento “Modelos de sistemas de pensiones en el mundo”, de la Biblioteca del Congreso Nacional, en este modelo no hay cuentas individuales y la responsabilidad de proporcionar pensiones recae en el Estado.

Ejemplos destacados de países que usan mayoritariamente los sistemas de reparto incluyen Francia, Alemania o España, y antiguamente Chile, previo a la reforma que creó las AFPs.

El sistema de reparto se caracteriza por tener un financiamiento a través de impuestos o cotizaciones obligatorias y que las pensiones se basan en los salarios y la duración de la contribución laboral.

Por lo anterior, ha sido objeto de debate debido a su sostenibilidad a largo plazo, especialmente en sociedades con un creciente número de jubilados en relación con la población activa. Algunos argumentan que garantiza una mayor igualdad y solidaridad entre generaciones, según un documento de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), mientras que otros expresan preocupaciones sobre su viabilidad financiera y la carga que impone a los contribuyentes más jóvenes.

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2. Sistema de pensión universal

Este modelo, que corresponde a uno no contributivo, es decir, que no se financia con aportes previos a la jubilación, es costeado exclusivamente con impuestos y administrado por el presupuesto público mediante transferencias, con beneficios definidos de antemano y gestionado por el Estado.

Bajo este modelo, la pensión por jubilación es vista como un derecho social garantizado, con independencia de la contribución a un fondo.

Respecto a sus características, su cobertura es universal, la tasa de reemplazo es alta, pero la sostenibilidad financiera, al basarse en las cargas tributarias, en el escenario de envejecimiento de la población implica una mayor carga impositiva a la población económicamente activa para mantener los beneficios de los dependientes, indica el Diario Financiero.

Por eso, en aquellos países con una escasa tradición impositiva y bajas cargas tributarias, el sistema de pensión universal tiene baja factibilidad de implementación.

Los pocos países que presentan un sistema de pensiones de carácter universal en su mayoría son Australia y Nueva Zelanda, que exigen cumplir con la edad de jubilación y años de residencia en el país.

3. Sistema de pensiones de capitalización nocional

El sistema de cuentas nocionales también es un sistema de reparto, pero que a diferencia del mencionado anteriormente, funciona mediante la creación de una cuenta de capitalización virtual de cada trabajador, donde sus aportes realizados cada año van destinados al pago de las jubilaciones de ese periodo, de acuerdo al Instituto Santa Lucía de España.

En palabras simples, el aporte de cada trabajador (y empleador en ciertos casos) dependerá de cuánto gane de salario y los años que lleva trabajando. El monto aportado va a un fondo común que se reparte entre la población ya jubilada.

Cada jubilado recibe un monto diferente, según cuánto aporto cuando pertenecía cotizaba y su esperanza de vida. Cuando el trabajador jubile, será la fuerza de trabajo activa la que financie su pensión. De acuerdo al Instituto de Previsión Social, el Estado es quien asume los riesgos, debido a que es garante de la sostenibilidad del sistema.

Suecia, Italia, Polonia y Letonia, han hecho la transición a este sistema para evitar gastos en pensiones insostenibles de asumir en el futuro, como es el caso del reparto en otras naciones.

4. Sistema de capitalización individual

Contrario al sistema de reparto y al de pensión universal, el de capitalización individual se basa en cuentas individuales de ahorro para cada trabajador.

Así, acorde a la legislación comparada de la BCN, las contribuciones se invierten en diversos instrumentos financieros y los beneficios de jubilación se determinan según el rendimiento de estas inversiones.

Chile es un ejemplo emblemático de un país que adoptó un sistema de capitalización individual en la década de 1980, con otros países como México y Polonia siguiendo un enfoque similar.

En ese modelo cada trabajador tiene una cuenta de ahorro individual y las pensiones dependen del rendimiento de las inversiones realizadas. Se caracteriza por una mayor autonomía y control por parte de los individuos sobre sus fondos de jubilación.

Los defensores del sistema de capitalización individual argumentan que ofrece una mayor transparencia y rendimiento a largo plazo, al tiempo que fomenta el ahorro personal y la responsabilidad financiera.

Sin embargo, críticos señalan que este sistema puede dejar a los jubilados expuestos a los riesgos del mercado y la volatilidad financiera, especialmente en períodos de crisis económica.

5. Sistema mixto

Algunos países han optado por un enfoque mixto que combina elementos de los sistemas de reparto y de capitalización individual. Este modelo puede implicar un componente público financiado por impuestos y un componente privado gestionado por empresas o fondos de pensiones.

Ejemplos de países con sistemas mixtos son justamente los que cuentan con los mejores sistemas de pensiones del mundo, de acuerdo al Índice Global de Pensiones Mercer 2023, o sea, Países Bajos, Islandia y Dinamarca.

En concreto, del total del porcentaje de capitalización, cada parte corresponde a un modelo o pilar. Por ejemplo, un monto aportado entre el empleador y los trabajadores, generalmente acordado por los sindicatos, donde una parte va a una cuenta individual y otra a una colectiva.

Por otro lado, existe un pilar que está a cargo del Estado, quienes aportan y administran esos fondos. Y también hay un pilar, generalmente voluntario, que es de capitalización individual. O sea, el trabajador decide cuánto y dónde lo aporta.

El sistema mixto ha sido elogiado por su capacidad para combinar los beneficios de todos los enfoques y mitigar sus respectivas debilidades, explica el informe Modelos de Sistema de Pensiones de Vejez y de Viudez: Experiencia Extranjera de la BCN.

Sin embargo, su implementación exitosa depende en gran medida de la capacidad del gobierno para regular eficazmente el sector privado y garantizar la equidad y la sostenibilidad a largo plazo.

¿Hacia cuál de los sistemas de pensiones se encamina Chile?

Aunque se piense que en Chile rige únicamente un sistema de pensiones de capitalización individual, lo cierto es que en nuestro país, al igual que en la mayoría del mundo, hay un modelo predominante, pero con tintes de los otros sistemas que también se aplican.

Un ejemplo de esto es el Pilar Solidario, creado en el 2008, que se vio reforzado por la Pensión Garantizada Universal (PGU), que se paga a ciertas personas de la población, con financiamiento directo de los impuestos y que es administrado por el Estado.

También, en Chile existen los llamados APV, Ahorro Previsional Voluntario, un insentivo (generalmente relativo a reducción de impuestos) para que los trabajadores coticen más allá de lo obligatorio por la ley, tal como lo hacen los países que usan el sistema mixto.

Ahora, lo que se decida durante la reforma de pensiones será lo que marcará la línea de Chile en cuanto a qué modelo seguir. Si se aprueba el 6% de aporte extra con carga al empleador, y este se divide en uno solidario común y uno individual, el sistema podría definirse como uno mixto.

Por el contrario, si se determina que todo vaya a las cuentas individuales, acrecentará el modelo actual, que ya funciona con tintes de otros sistemas, como el universal.