El caso de “Francisca”, una mujer que fue esterilizada sin consentimiento luedo de dar a luz tras ser diagnosticada como VIH positivo, generó nuevos planteamientos sobre cómo proceder ante estas situaciones.

La historia de esta víctima llegó ante Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en el cual Chile asumió la negligencia y se acordó reparar los hechos.

El acuerdo se alcanzó con el apoyo legal del Centro de Derechos Reproductivos y de Vivo Positivo, organizaciones que llevaron el caso a la CIDH en 2009 después de que la justicia chilena no le permitiera a la sobreviviente acceder a justicia, ni a ningún tipo de reparación efectiva, según constató Biobiochile anteriormente.

“Estoy feliz de que se firme el Acuerdo después de tantos años de negociación y de aquí para adelante espero que el Estado cumpla con todo en el plazo correspondiente. Ahora quiero vivir tranquila con mi hijo, que esto pase pronto y de una vez por todas”, señaló “Francisca” durante la firma del documento en el cual Chile aceptaba su responsabilidad en su caso.

La historia de un embarazo con VIH

En 2002 “Francisca” se enteró que tenía el Virus de Inmundeficiencia Humana, conocido popularmente como VIH, en la primera etapa de gestación. Decidió seguir adelante, pues sus deseos de ser madre eran fuertes, por lo que comenzó un tratamiento que rendiría frutos hasta al nacimiento.

No obstante, en el día del parto se le realizó una cesárea, procedimiento recomendado por los médicos para así evitar alguna posibilidad de contagio hacia el bebé. Sin embargo, para “Francisca” comenzaría una pesadilla luego de que le practizaran una esterilización sin su consentimiento.

“Personas como tú no deberían tener hijos”, fue la razón que el personal médico le dio a esta mujer luego de entrerarse de que le habían ligado las trompas de falopio y así evitar futuros embarazos.

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“De verdad fue desgarrador, me duele el alma. Estaba con todo el dolor del parto y que una persona te esté diciendo que te vas a morir y que a lo mejor no vas a conocer a tu hijo y con todo el desconocimiento que yo tenía en ese momento, me da rabia, frustración”, relató la afectada a BBC Mundo.

Sin embargo, y pese a los dichos de los médicos en ese entonces, un segundo embarazo para “Francisca” sí era posible, siempre y cuando continuara su tratamiento.

El VIH tiene diferentes formas de transmisión, como por ejemplo vía sexual, vertical (de madre a hijo) y por compartir jeringas para drogadicción endovenosa.

“En Chile, nadie muere de VIH, siempre y cuando se diagnostique a tiempo y siga su terapia como corresponde”, indicó Claudia Cortés, infectóloga y académica de la Universidad de Chile, anteriormente a Biobiochile.

Virus de Inmunodeficiencia Humana y proceso de gestación

Como se mencionó anteriormente, una de las formas de contagio es de manera vertical, es decir, que una madre infectada le transmita el virus a durante la gestación a su hijo, situación que se puede evitar si se trata de manera correcta.

En nuestro país, “todas las gestantes con test VIH positivo deben ser derivadas en el sistema público, al Centro de Atención de VIH y a la Unidad de Alto Riesgo Obstétrico y a los especialistas correspondientes en el sistema privado”.

“Aquella gestante con examen reactivo, obtenido desde la semana 20 en adelante, debe ser derivada de inmediato al médico tratante de VIH, sin esperar la confirmación del ISP para la aplicación del protocolo de terapia”, explica el sitio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

De acuerdo a la Fundación española Lucha Contra el SIDA y las Enfermedades Infecciosas, “es importante adaptar el tratamiento a cada mujer y en cada situación: la que quiere quedarse embarazada, la que acaba de saber que lo está o la que dará a luz en pocas semanas, con el objetivo de asegurar la máxima eficacia del tratamiento y evitar posibles efectos no deseados en el recién nacido”.

El tratamiento para el VIH se conoce como tratamiento antirretroviral (TAR), una combinación de medicamentos que impiden que el virus se reproduzca (se replique), lo que reduce la concentración del VIH en el cuerpo (llamada la carga viral), explica el sitio de NIH.

Agencia UNO

“Al tener menos concentración del VIH en el cuerpo, el sistema inmunitario tiene más posibilidad de recuperarse y de producir más linfocitos CD4 (células que son destruidas por el virus). Aun cuando quede todavía algo del VIH en el cuerpo, el sistema inmunitario está lo suficientemente fuerte como para combatir las infecciones y ciertos tipos de cáncer relacionados con el VIH”, explica el sitio antes señalado.

No obstante, durante y luego del embarazo se deben tomar ciertas precauciones como por ejemplo, el medicamento que recibirá el bebé será indicado dependiendo de factores como la cantidad de virus presente en su sangre y necesitará tomar medicamentos durante 4 a 6 semanas, para luego realizarle varias pruebas para detectar el VIH durante los primeros meses.

Otro factor importante a considerar es que no se recomienda amamantar, debido a que pueden aumentar los riesgos de contagio, así como también priorizar un parto por cesárea, en vez de uno natural.

Por su parte, el sitio del Ministerio de Salud (Minsal), indica que se debe realizar un control prenatal para indicar los tratamientos adecuados y “realizar derivación a las unidades de Alto Riesgo Obstétrico y de Atención de VIH/SIDA, (nivel secundario), donde indicarán el protocolo de antirretrovirales a usar durante la gestación, el parto y para el/a recién nacido/a”.

De no seguir los tratamientos y recomendaciones, existe hasta un 25% de riesgo de transmitirle el virus durante la gestación y parto vaginal, y un 20% si se alimenta con leche materna.