La ansiedad es definida como la respuesta normal al estrés, la cual involucra sentimientos de preocupación, nerviosismo o terror.

No obstante, en ocasiones puede ser difícil de identificar. Si bien en el plano emocional puedes experimentar irritabilidad, cansancio o inquietud, también existen síntomas físicos.

Eso se debe a que hay una fuerte conexión entre el cerebro y el cuerpo. De ese modo, lo que a veces parecen condiciones mentales y físicas no relacionadas, en realidad podrían estar intrincadamente vinculadas en un ciclo continuo.

A continuación te mostramos 6 síntomas físicos de la ansiedad que no deberías ignorar, según los especialistas:

1. Frecuencia cardíaca rápida

Una parte del cerebro llamada amígdala funciona como alarma cuando se percibe una amenaza, provocando una serie de efectos en el cuerpo, como por ejemplo un aumento de las hormonas cortisol y adrenalina, precisa el doctor en Psicología, Joseph Laino, a la revista de salud Prevention.

De este modo, señala que la ansiedad puede aumentar la frecuencia cardíaca y la presión arterial, generando incluso fuertes palpitaciones.

“Esa reacción es esencial para nuestra salud y preservación, porque una oleada de ansiedad puede impulsarnos a actuar con rapidez”, explica. Sin embargo, cuando el “botón de alarma” parece atascado en la posición de “encendido”, “puede exacerbar estas reacciones, que están diseñadas para ser temporales”, detalla.

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2. Náuseas o indigestión

Además de las partes del cerebro y ciertas hormonas asociadas con la ansiedad, el sistema nervioso central también juega un papel fundamental cuando se trata reaccionar ante el estrés. Debes considerar que hay más fibras nerviosas en el intestino que en cualquier otro lugar.

Según explica el doctor en Psicología y psiquiatra David Merrill, la mayor parte de la serotonina, la “sustancia química feliz” que te hace sentir “mariposas en el estómago”, también se encuentra en el intestino. Por ese motivo, cuando se produce la angustia emocional, se puede alterar la señalización nerviosa y la respuesta del neurotransmisor.

“Cualquier tipo de desequilibrio emocional, como la ansiedad, puede crear problemas estomacales, como náuseas, indigestión y malestar estomacal“, detalla el especialista.

3. Escalofríos o sudoración

Como parte de la respuesta de tu cuerpo, es posible que las personas también experimenten un cambio repentino de temperatura, describe Merrill. Eso se debe a que el hipotálamo, parte del encéfalo que regula el calor corporal, también se ve afectado por la ansiedad.

El especialista advierte que podrías experimentar escalofríos o sentirte empapado en sudor. “Ese efecto también puede provenir de la forma en que los músculos se activan durante una respuesta de ansiedad”, añade.

4. Dificultad para respirar

El corazón y los pulmones trabajan en conjunto para mantenerte fuerte. No obstante, cuando uno de ellos se ve afectado, es probable que el otro también lo esté.

Tal y como se explicaba en el primer síntoma, si experimentas un aumento repentino de la frecuencia cardíaca, eso podría reducir tu consumo de oxígeno. “Tus pulmones lo verán como un aviso para encenderse, por lo que comienzan a trabajar más duro”, señala Merrill.

“Es por eso que, en ansiedad extrema, como un ataque de pánico, no solo tendrás un ritmo cardíaco rápido, sino también dificultad para respirar. El consejo con ellos es intentar implementar la respiración profunda para que ambos puedan corregirse”, explica el especialista.

Obviamente, si sientes un constante dolor en el pecho y los síntomas no desaparecen, es primordial que busques atención médica inmediata.

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5. Estreñimiento o diarrea

“A medida que la sangre fluye hacia los músculos, la motilidad de la visión y el oído pueden cambiar”, explica el especialista, sobre el momento en que el cuerpo entra en alerta.

A menudo eso puede provocar estreñimiento, pero también diarrea. En algunos casos la ansiedad alterna entre ambos síntomas. Asimismo, los efectos relacionados pueden incluir hinchazón, dolor abdominal o exceso de gases.

6. Hormigueo, dolores agudos y opresión

“Debido a que el sistema nervioso central está conectado con el sistema nervioso periférico, eso significa que vincula de la cabeza a los pies”, explica Merrill. De ese modo, cuando hay ansiedad en el cerebro, envía señales a lo largo de esas conexiones.

“Como tus nervios están activados, eso puede crear un efecto en cualquier parte de esos sistemas nerviosos”, añade Merrill. “Puedes sentir hormigueo en los dedos de las manos o de los pies, por ejemplo, o el vello de los brazos se eriza como si estuviera asustado”, complementa.

Finalmente explica que si un nervio se activa repentinamente, también podría haber dolor agudo u opresión, especialmente en las zonas más tensas de tu cuerpo, como el cuello, la mandíbula o la parte baja de la espalda.