A medida que el mundo controla el avance del covid-19, fundamentalmente en países desarrollados, los mercados internacionales se han reactivado, retomando con ello la demanda de productos forestales a niveles cercanos a periodos pre pandemia. Así, durante los primeros siete meses de 2021 las exportaciones forestales y madereras locales registraron un alza de un 34% respecto al mismo mes de 2020, reportando ingresos por US$ 581 millones. Esto, principalmente, debido al incremento de los envíos a China y Estados Unidos, los mayores mercados de nuestra industria forestal.

No obstante este alentador panorama, la crisis sanitaria está lejos de terminar. Recientemente se han registrado rebrotes en los puertos chinos de Ningbo y Shanghái, dos de los terminales más grandes del gigante asiático. Esto, sin duda, podría afectar negativamente el comercio de madera, molduras, tableros, chapas y, especialmente, de pulpa y papel, categoría que representa el 59% de nuestras exportaciones.

Todos sabemos que sólo podemos mitigar el impacto del coronavirus y que es prácticamente imposible, al menos en el corto plazo, controlarlo definitivamente. Por esta razón es imprescindible que la industria forestal y maderera siga apostando por la transformación digital de sus procesos, algo que ha marcado una tendencia durante la crisis sanitaria y que ha sido uno de los principales impulsores del buen momento del sector.

En esa línea y para acompañar el movimiento favorable del mercado, los principales fabricantes de celulosa y papel de países vecinos como Brasil, han invertido en proyectos de expansión, tanto en ampliación como en modernización de sus plantas. De hecho, sólo con cinco de estas grandes iniciativas, Sudamérica debería aumentar su capacidad de producción en un 35% para el año 2030.

Por ello, el hecho que se estén implementando soluciones tecnológicas de vanguardia como herramientas de automatización, internet industrial; y servicios innovadores como soporte remoto de alto nivel, permiten a las compañías optimizar sus procesos y rentabilizarlos para diferenciarse en un mercado competitivo. No es fácil, pero al menos ya sabemos qué camino tomar para sortear el difícil momento y contribuir desde lo individual a la reactivación definitiva de todo el sector.

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