La evaluación forma parte importante de cada asignatura, ya que en ella se visualiza el logro de aprendizaje de los estudiantes. Esto no es distinto en Matemática, donde no solo deseamos visualizar el resultado de un ejercicio, sino también que se evidencie el contenido disciplinar, la forma de conectar distintos conceptos, estrategias o métodos para la resolución del problema, dándole poco interés al valor del resultado, al que se puede llegar a través de una calculadora.

Siguiendo esta línea, es necesario evolucionar en la forma de evaluar dicha materia, especialmente en el contexto actual, con clases telemáticas y mayor acceso a tecnologías amigables. Una manera de avanzar en este camino es proponer problemas contextualizados, donde el estudiante formule un modelo matemático sencillo y utilice súper calculadoras, softwares o información de internet para dar solución a un problema. Esto se logrará cuando el docente salga de la típica pregunta algebraica e invite al alumno a buscar apoyo en las tecnologías, fomentando las habilidades blandas, sobre todo el trabajo en equipo y la argumentación, permitiéndole superar la frustración. Entonces estaremos enfocándonos en el desarrollo de una habilidad y no solamente en incorporar algún contenido.

A modo de conclusión, sería positivo que en un curso de cálculo, por ejemplo, estudiantes utilizaran softwares libres educativos para visualizar gráficamente dos o tres dimensiones, o para hacer cálculos algebraicos, que lleven a la solución del problema, con ello no solo se podría evidenciar el desarrollo de un ejercicio sino también su exposición, y a la vez mostraría cómo se logra a través del trabajo colaborativo obtener un producto de alta calidad que evidencia lo aprendido y que podría ser implementado por el resto del cuerpo docente.

Mauricio Gallardo
Académico Instituto de Matemática, Física y Estadística Universidad de Las Américas

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