En el presente siglo el tren avanza como columna vertebral del transporte público y del turismo ecológico y sustentable en todo el mundo.
Miles de personas de la Región de Valparaíso deben trasladarse a diario entre las ciudades del interior y los grandes centros urbanos de la costa, que concentran centros universitarios, empresas y servicios del Estado, y para muchas la única alternativa vigente es una red de transporte público de buses ineficiente y contaminante.
Son varias las razones para adelantar la ampliación de la red ferroviaria entre el Puerto hasta Quillota y La Calera, prevista originalmente para fines de la década: además del impacto social y el beneficio medioambiental gigantescos del Metrotrén, sería coherente con el Plan Trenes para Chile definido por el Estado de Chile y se conectaría con políticas sustentables que asumen países desarrollados.
Es clave dialogar sobre este tema, que impacta en la calidad de vida de muchos compatriotas, en un contexto ineludible del resguardo de los fondos públicos.
Desde sus orígenes a principios del siglo XIX, el ferrocarril transformó la economía y la historia modernas: impulsó la minería, la industria del acero, el comercio y la construcción. Su trazado marcó el nacimiento de ciudades, polos educativos e industriales. Gracias a él nació el concepto de puntualidad (Japón es un caso emblemático). Incluso los husos horarios se estandarizaron gracias al ferrocarril. Unió territorios y fomentó el intercambio entre regiones y fue la base para construir identidad nacional, poblar zonas alejadas, difundir la cultura, la medicina y las ideas en países extensos —como Estados Unidos, Rusia, Argentina y el nuestro—. En síntesis, fue decisivo para construir identidad nacional.
Esto porque desde sus inicios, el tren ha cumplido un rol de escenario para encuentros entre personas de distinto origen y como tal es y ha sido un connotado protagonista en la literatura, el cine y la música. En el presente siglo el tren avanza como columna vertebral del transporte público y del turismo ecológico y sustentable en todo el mundo.
Más trenes para Chile
Por eso nuestro país impulsa Trenes para Chile, política gubernamental que busca fortalecer el desarrollo eficiente y seguro de los servicios de pasajeros y de la carga ferroviaria. El objetivo es triplicar la cantidad de personas transportadas y extender nuevas rutas entre regiones y dentro de ellas.
Esta definición es coherente con el estudio de la consultora Future Market Insights, que señala que entre este año y el 2035 el mercado ferroviario mundial será 1,73 veces mayor. Las bases son las inversiones en infraestructura, las mejoras tecnológicas y las variaciones positivas de la demanda regional.
La Red Transeuropea de Transporte es la respuesta del Viejo Continente ante el desafío, con el que unificará las infraestructuras ferroviarias continentales. Actualmente analiza construir una red llamada StarLine, que funcionaría como un Metro de alta velocidad de 22 mil kilómetros y uniría 39 destinos, incluidos Reino Unido y Ucrania.
Factor Medioambiental
La apuesta ferroviaria no sólo apunta a mejorar la calidad de vida de la gente –en tiempo, costos competitivos, comodidad y puntualidad- y a descongestionar carreteras sino también de manera prioritaria a reducir las emisiones contaminantes.
El calentamiento global -originado por actividades industriales y productivas- aumenta la concentración de gases de efecto invernadero por el uso intensivo de combustibles fósiles (basados en el petróleo, el carbón y el gas), con efectos catastróficos en el medioambiente y por tanto en la salud de las personas.
El transporte genera hasta el 25% de las emisiones globales de CO₂. Un estudio reciente publicado en la prestigiosa revista Nature por instituciones académicas lideradas por la universidad australiana de Queensland, concluyó que el turismo es responsable del 8,8% de las emisiones globales de anhídrido carbónico y la aviación como medio de transporte masivo es responsable de hasta un 75% de ellas.
La industria aeronáutica tensiona la estabilidad de nuestro entorno también porque enfrentamos no sólo sus secuelas medioambientales sino también físicas –atochamientos a todo nivel por volúmenes crecientes de pasajeros-; ruidos molestos, y consecuencias sociales y de convivencia por la degradación de espacios comunes. En Chile y en el mundo no han prosperado los intentos del sector por incorporar biocombustibles.
El panorama ferroviario es muy distinto: aporta menos del 1% de las emisiones globales del transporte, aunque moviliza el 8% de los pasajeros y el 7% de la carga mundial. Los trenes eléctricos pueden incluso alcanzar emisiones nulas si operan con energía renovable. Además, su eficiencia energética supera el 80%, frente al 20% de los motores de aviación.
Tren al futuro
Es innegable: el tren emerge como el medio de transporte óptimo para nuestro presente y para el futuro al integrar una mejor relación con la movilidad local, generar menos efectos colaterales y resguardar el medioambiente.
Durante mis cuatro periodos como alcalde de Quilpué y como presidente de la Asociación de Alcaldes de la Quinta Región conocí a fondo el tema del transporte de miles de mis compatriotas, con sus luces y sombras.
Hoy, al hacer un balance por mi experiencia y el conocimiento de lo que pasa en nuestro país y en el mundo afirmo categóricamente que ampliar la línea del metrotrén hasta Quillota y La Calera, construir un puerto terrestre en Los Andes y mejorar a fondo la conectividad en los Valles de Aconcagua y el Marga Marga son políticas que tendrían un mayor impacto en la calidad de vida de la gente que transformar el aeródromo de Viña del Mar en un aeropuerto.
En un contexto en que priorizar los recursos públicos es urgente, es un deber garantizar que las personas se movilicen a sus actividades cotidianas de manera digna y eficiente cada día. Con el tiempo la idea de un nuevo aeropuerto en nuestra región reaparecerá en el debate público. Pero lo imperioso a menudo también es lo más importante.
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