Es cierto que debemos seguir apuntando a mejorar, pero es clave preguntarse si otro gobierno se hubiera empecinado en fomentar el acceso, participación y el ejercicio efectivo de los derechos culturales de la ciudadanía; en ampliar el financiamiento y la sostenibilidad de instituciones, espacios, proyectos y organizaciones culturales; en actualizar y fortalecer la institucionalidad cultural para protegerla y proyectarla hacia el futuro.
El pasado domingo 1 de junio, al término de su cuenta pública, el presidente Gabriel Boric nos invitó a hacer una reflexión sobre los logros obtenidos durante este gobierno. ¿Habrían sido posibles con un gobierno de otro tipo o con otras convicciones? ¿Hubiese estado la cultura, las artes y el patrimonio con mención especial y mayor atención que en los gobiernos anteriores?
Es un buen ejercicio, con más de tres años de administración, preguntarse qué es lo que tendríamos. No es casualidad que se nombre tanto a Cultura, que se ponga más atención en ella. Las expectativas eran altas y, es verdad que hubo un arranque con complejidades, pero es válido preguntarse: ¿Tendríamos acaso un incremento de un 87% en los presupuestos de Cultura desde 2022 a 2025?
Nuestro Gobierno ha demostrado con hechos concretos su compromiso, pese a un complejo contexto económico. En el ámbito del financiamiento de instituciones culturales de trayectoria, el año 2025 estamos transfiriendo a través de la Ley de Presupuestos $30 mil millones a 16 instituciones y 9 orquestas regionales, incorporando financiamiento a la Corporación Artistas del Acero y a tres nuevas agrupaciones que se suman al Programa Orquestas Regionales Profesionales: la Orquesta de Cámara de la Universidad de Aysén, Orquesta Sinfónica de Copiapó y Orquesta Sinfónica de Ñuble.
Hemos impulsado también una serie de cambios en el Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras (PAOCC) para asegurar la sostenibilidad y continuidad de 182 organizaciones, 129 de ellas correspondientes a la modalidad Larga Trayectoria. Y los Fondos Cultura 2025, que han sido una política clave para fomentar la creación artística, este año seleccionó 2.691 proyectos culturales por un total de $44.205 millones. Los resultados representaron cifras históricas: crecimiento de un 20,1% en los recursos asignados respecto al 2024 y el 62,2% de los proyectos fueron a regiones distintas a la Metropolitana, que representan el 55,2% de los recursos.
Entre otras medidas para contribuir a la sostenibilidad del sector está el financiamiento a 30 festivales y encuentros culturales de más de 10 años de trayectoria por más de $1.800 millones, entre las que destacan la Feria del Libro Infantil y Juvenil de Talca (FILIT) y la Furia del Libro; en música la Feria Pulsar y el Encuentro Coral Los Ríos; en audiovisual el Festival Internacional de Cine de Lebu; y en artes escénicas Famfest y Temporales Teatrales de Puerto Montt.
También abrimos una línea de financiamiento para compañías de artes escénicas de trayectoria y desarrollamos un trabajo junto a 7 instituciones de educación superior para fortalecer sus teatros universitarios, con una robusta temporada que partió a fines a junio.
Este año completaremos 13 Trenes Culturales, con una potente oferta artística desde Arica a Puerto Varas apoyando a artistas nacionales emergentes y consagrados, y fomentando las economías locales y regionales. También celebramos un nuevo Día de los Patrimonios rompiendo todos los récords: más de 3.500.000 visitas y actividades en más del 90% de las comunas de Chile.
Y en nuestro Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas (SNBP) que cubre el 97% de las comunas del país -que incluye bibliotecas regionales; bibliotecas públicas, filiales, puntos de préstamo, bibliomóviles; bibliotecas en cárceles, centros de reclusión juvenil e institutos Teletón; y módulos de Bibliometro-, tuvimos más de 387.000 personas socias activas y se realizaron cerca de 2.000.000 préstamos.
También hemos impulsado la inversión y mejoramiento de infraestructura cultural, con inversiones para cinco comunas de menos de 50 mil habitantes que recibieron recursos para el desarrollo de sus centros culturales y activamos una cartera de $30 mil millones entre proyectos nuevos y rehabilitación de infraestructura, que nos ha permitido -por ejemplo- entregar las obras del Museo Regional de Atacama, comenzar las obras para la construcción de la Biblioteca y Archivo Regional de Magallanes y el concurso del diseño arquitectónico para el futuro Museo de Rapa Nui.
Ahora estamos ad portas de lanzar el Pase Cultural, un programa nuevo que beneficiará a más de 300 mil personas con un aporte de 50 mil pesos para ir al cine, teatro, conciertos, festivales y exposiciones o adquirir libros, discos, entradas a conciertos, circo o artesanías.
A la par, estamos trabajando con ProChile para atraer producciones audiovisuales, para consolidar a Chile como un destino audiovisual potente y mejorar nuestra imagen país, y estamos en plena celebración de los 80 años desde que Gabriela Mistral recibió el primer Premio Nobel de Literatura para Latinoamérica.
Es cierto que debemos seguir apuntando a mejorar, pero es clave preguntarse si otro gobierno se hubiera empecinado en fomentar el acceso, participación y el ejercicio efectivo de los derechos culturales de la ciudadanía; en ampliar el financiamiento y la sostenibilidad de instituciones, espacios, proyectos y organizaciones culturales; en actualizar y fortalecer la institucionalidad cultural para protegerla y proyectarla hacia el futuro.